Nasser Al-Khelaïfi ha declarado este lunes en la Fiscalía de Berna

El día de hoy ha sido ajetreado para Nasser Al-Khelaïfi. Nada más conocerse ayer que el Mónaco-PSG se habia suspendido debido a las condiciones climáticas, el dueño del PSG viajó a Berna para declarar en el procedimiento de investigación a BeIN Sports por posible corrupción a la hora de conseguir los derechos de las retransmisiones del Mundial de 2026 a 2030.

Al-Khelaïfi ha ido hoy a declarar junto a Gregóire Mangeat, su abogado, dos años después de que se produjera la audiencia anterior. Al-Khelaïfi, que además de ser dueño del PSG es miembro del Consejo de Administración de BeIN Sports, podría haber sido una parte activa para que BeIN Sports adquiriera los derechos televisivos de los Mundiales de 2026 y 2030 para la zona de Oriente Medio y África (MENA). En estas regiones, tal como indica L'Equipe, no tienen competidores, y sorprende que hayan dispensado más de 480 millones de € por 300 invertidos en los Mundiales de 2018 y 2022.

Según informó este lunes la Fiscalía General de Suiza en un comunicado, los dos sospechosos y un tercero, un "hombre de negocios del sector deportivo" cuyo nombre no fue mencionado, se presentaron en persona en las oficinas de esa institución en Berna, la capital suiza, para la última ronda de declaraciones preliminares.

"Los sospechosos serán interrogados otra vez en una audiencia final antes de que concluyan las investigaciones", destacó el comunicado del fiscal, y aclaró que aún no se ha decidido si se presentarán acusaciones formales contra ellos o si el caso será abandonado.

En este caso, abierto en marzo de 2017, Valcke es sospechoso se soborno, fraude, malversación y falsificación de documentos, entre otros delitos, mientras que Al-Khelaifi, también presidente de BeIN Media Group, y el otro hombre de negocios son sospechosos de soborno.

Según el portavoz del grupo televisivo catarí, la acusación de la FIFA sobre el jeque no tiene fundamento alguno. El hecho de que BeIN Sports haya pagado una cantidad récord para la retransmisión de los Mundiales no tiene nada que ver con algo ilícito, sino que se entiende por la inflación que ha habido en las inversiones televisivas de los últimos años.