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MIGRANTES DEL BALÓN

El 'millennial' español que derriba barreras en Mauritania

A sus 26 años, Santi Martínez ha clasificado al FC Nouadhibou a la fase de grupos de la Copa Confederaciones de la CAF, algo que ningún club mauritano había logrado.

El 'millennial' español que derriba barreras en Mauritania

El próximo domingo Noadibú se vestirá de gala para vivir el primer partido de un club mauritano en la fase de grupos de la Copa Confederaciones, la Europa League africana. Un logro que no se entendería sin la figura de Santi Martínez (Valencia, 1993). A los mandos del FC Nouadhibou, el entrenador español de 26 años ha sido capaz de derribar un muro que hasta ahora parecía infranqueable. “Tradicionalmente los equipos mauritanos iban a jugar las competiciones internacionales con la idea de que iban a perder. Un empatito en casa ya era la hostia”, desvela a diario AS.

Tras pasar por el Levante, Santi Martínez recibió la llamada de Luis Fuentes, director técnico de la Federación Mauritana, “para que les ayudara con la metodología”. “Dije que sí casi sin pensarlo. Por la aventura”, recuerda el español, a quien Corentin Martins, seleccionador absoluto, le dio la oportunidad de acudir como analista al Campeonato Africano de Naciones de 2018. “Luego volví porque Iván Gómez, con quien coincidí en el Levante, me llamó para ser su segundo en el Formentera”, puntualiza. Tras completar la temporada en Tercera División, Santi Martínez volvió a sentir la voz africana: “Esta vez para que fuera el entrenador del FC Nouadhibou. El objetivo era llegar lejos en las competiciones continentales y tampoco me lo pensé”, rememora.

“Tenía ganas de liderar un proyecto”, cuenta Martínez, quien ha encontrado en Mauritania “una oportunidad imposible en España”. El FC Nouadhibou, fundado en el 2000, tan solo ha necesitado dos décadas para convertirse en uno de los clubes más grandes del país. Cuenta en su palmarés con siete Ligas, cuatro Copas y dos Supercopas, unos éxitos basados en su estructura, “organizativamente similar a lo que puedas encontrar en España”. “Hay manager general, director deportivo, tesorero, un director de cantera que recluta talentos por todo el país… No es tan grande como un club europeo, pero está todo muy bien gestionado”, completa Martínez, cuyo presidente “invierte mucho dinero y recursos no solo en el club; también en la Federación”.

Unas inversiones que, sin embargo, de poco sirven cuando el equipo actúa como visitante en una competición continental. “Ya me habían advertido de que en África te ponen todo tipo de trabas para desestabilizarte, pero aún no lo había vivido en mis propias carnes”, desvela Santi Martínez. “En Zimbabue, tras 30 horas de viaje, acordamos una hora para entrenar en el estadio y cuando llegamos lo estaban usando. No nos abrieron las puertas y tuvimos que preparar el partido en un descampado. Los equipos locales siempre hablan con los árbitros, hay líos en los aeropuertos, autobuses que no llegan... Son triquiñuelas a las que te tienes que adaptar”, completa el español.

Un entrenador precoz

Santi Martínez nació en 1993 y eso le ha llevado a ser menor que muchos de los futbolistas a los que dirige diariamente. Algo que, lejos de lo que pueda parecer, nunca fue un problema. “Soy un compañero más y ser menor que ellos no es ninguna barrera. Son gente humilde y lo único que quieren es aprender. Quieren que les ayude, les de consejos, saber qué tienen que hacer en el campo... Me respetan muchísimo y yo les respeto muchísimo a ellos”, desvela el valenciano, quien junto al preparador físico Gorka Oka ha tenido que trabajar muchísimo para implantar el juego de posición en Noadibú: “A los africanos, que tienen una cultura futbolística distinta, al principio les cuesta entenderlo. Hay cosas con las que te llevas las manos a la cabeza, como que vayan todos detrás del balón como los prebenjamines, pero son jugadores con mucho talento y esa es la mejor manera de ser protagonistas. Fue difícil hacerles entender que, aunque no estén tocando el balón, pueden ayudar al equipo fijando a un rival o creando espacios”, completa.

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Otra de las barreras con las que Santi Martínez se ha topado en Mauritania es el hecho de que “todo el mundo opina”. “Te dicen ‘tiene que jugar este porque es más experimentado’ o ‘pon a el otro que es más grande’. Les gusta que los jugadores sean físicamente potentes, pero en los primeros entrenamientos me di cuenta de que había futbolistas con mucho talento a los que no se les había dado ninguna oportunidad. Pequeñitos y técnicos que, además, asumían responsabilidades con balón. Es eso lo que estoy potenciando, que no tengamos miedo a arriesgar con la pelota. Aunque fallemos seguiremos intentándolo porque solo así evolucionaremos como equipo”.

En Mauritania, Santi Martínez coexiste con una sociedad “acostumbrada a vivir con muy poco”: “Son gente que te devuelve el cariño por mil. Estoy encantado de vivir aquí, aunque la oferta de ocio es limitada. Sin ir más lejos el alcohol está prohibido, el Wi-Fi va mal y lo único que podemos hacer es ir al gimnasio o dar una vuelta por la playa. En Europa tenemos muchos lujos que no valoramos y mi etapa en el FC Nouadhibou también me ha servido para valorarlos cada vez que regreso a casa”, añade el español, quien también concibe su aventura en Mauritania como “una inversión para poder volver a España y entrenar en Segunda B o Tercera”. “Mi idea es ganar experiencia y, poco a poco, ver hasta dónde puedo llegar”, completa.

Entre sus dos etapas en Mauritania, Santi Martínez acumula ya casi tres años de experiencia en África. Sin embargo, “mucha gente, familia y amigos incluidos, aún no entienden el contexto en el que estoy porque tienes que vivirlo para comprenderlo”. “Aquí soy conocido, salgo en la tele, cuando voy por la calle me saludan y me piden fotos… Cuando jugamos la previa de la Champions en Casablanca contra el Wydad había 35.000 personas en el estadio una hora antes del encuentro. He estado en partidos de Alemania, Inglaterra, Francia o España y nunca he visto nada así. Ser entrenador en un ambiente así es una locura”, sentencia.