Joaquín: "Me veo jugando al fútbol con más de 40 años"
Es el futbolista en activo con más partidos en Primera (531). El incombustible capitán del Betis repasa con AS una carrera de la que, asegura, no tiene arrepentimientos.
531 partidos, quinto jugador que más lleva en Primera. Y el único en activo.
Buf, son demasiados números. Es para sentirse un privilegiado, para enmarcar, aunque no le echo mucha cuenta porque lo importante es que sigo pudiendo jugar al fútbol.
Ahí por delante tiene a Buyo (542), a Eusebio (543), a Raúl (550) y a Zubi (622). Usted jugó con Raúl en la Selección y lo puede coger este año.
Vaya leyenda, Raúl. Ha sido un espejo para todos nosotros, sobre todo para mí, que compartí vestuario con él entre otros muchos grandes. Alcanzar esos números suyos es un privilegio.
¿Y Zubi? Si no se hubiera ido a la Fiorentina...
Pues lo hubiera pillado, aunque no sé si eso es mejor o peor (risas). Me saca más de 90 partidos, pero en Italia jugué un montón. En realidad no me levanto pensando en eso, son muchos encuentros pero sinceramente me da un poco igual.
Sinatra, en la célebre 'My way' decía 'No regrets' ('sin arrepentimientos'). ¿Se arrepiente usted de algo?
Pues no. No me arrepiento de nada en 20 años de profesional. He hecho lo que he querido. Mi carrera pudo tomar diferentes rumbos, pero yo creo que el destino está escrito. Estoy orgulloso de donde he jugado, de ser quien soy. Tener estos números y estar como estoy viene, en gran medida, de haber sido fiel a mi profesión, nunca me he dejado llevar por cosas que no merecían la pena. Siempre estuve al pie del grupo, ayudando y entrenando. ¿Que pude tomar otros caminos? Sí, muchísimos, pero si no los cogí fue porque no quise, en muchas de las ocasiones.
Su padre, Aurelio, habló de aquella mareante oferta del Chelsea en 2006...
Mi amor al Betis me privó de muchas cosas, quizá. De lo del Chelsea ni me acuerdo. La gente me dice a veces, "yo soy tu padre y te pego dos patadas". Y les digo, "¡Que te crees que hizo el mío!". Sin bromas: hice lo que me dijo el corazón.
¿Y lo del Real Madrid?
Lo del Madrid no cuajó, por circunstancias, también por el presidente (Manuel Ruiz de Lopera) que yo tenía entonces. Pero yo tenía lo que más deseaba, mi sueño, que era estar en el Benito Villamarín. En eso no he sido egoísta, aunque me haya privado de ganar más títulos. Pero para mí era y es secundario.
¿Y la Selección? Siempre ha dicho que le da pena no haber podido formar parte de los equipos que ganaron las Euros 2008 y 2012 y el Mundial 2010. Al menos, uno de esos trofeos.
Puedo decir que estuve a las puertas de los títulos. Y eso duele, claro, porque después de tantos años... Creo que me quedé inmerecidamente fuera, sobre todo, en 2008. Al final me ha pasado de todo en mi carrera, bueno y malo, y La Roja es una de las cosas que no disfruté todo lo que quise. Estoy orgulloso de los compañeros y de ganar lo que ganamos, pero me hubiera gustado vivirlo desde dentro.
¿Sus cinco años en Valencia también fueron agridulces?
Allí viví las dos caras, la amarga y la de felicidad. Hubo momentos buenos, como mi llegada, la repercusión de mi fichaje... Pero fueron años complicados institucionalmente, una pena con el gran equipo que teníamos y la pedazo de afición que es la valencianista. Ellos venían de ganar la Liga, de jugar finales de Champions, y había fichajes como Villa, Morientes, Vicente...
Y llegó Málaga y Joaquín renació. ¿Con qué se queda de La Rosaleda?
Los dos años del Málaga no los vamos a olvidar. Ni la afición ni los futbolistas, por lo que se logró con todos los problemas que teníamos. Desgraciadamente duró muy poco por lo que pasó y lo que sigue pasando en el club. Nos fuimos de la Champions con un golpe muy duro, otro de los más duros de mi carrera, pero sólo fue un borrón dentro de dos años maravillosos. Y dejé en Málaga a Hulio, que me sigue persiguiendo...
¿Cómo le dio por marcharse, ya con más de 30 años, a la Fiorentina?
¿La verdad? Yo no daba un duro por irme fuera de España, nunca he querido mucho eso de salir de aquí. Pero en aquel momento los que estábamos en el Málaga teníamos que irnos, no tenía grandes cosas. Podía haberme quedado, porque renové, pero me dije "Ahora o nunca". Italia, dentro de lo que es Europa, no era el máximo shock en cuanto a la adaptación, el clima o la forma de vivir. Me atreví, el idioma era parecido. Hablé con mi mujer y nos fuimos allí. El primer año estuvo complicado, no jugué mucho, pero el segundo fue increíble. Regresé sólo porque me llamó el Betis: allí hasta me ponían pancartas para que no me fuera. Me querían mucho los tifosi. Algunos ya me odian, aunque siempre dejé claro que quería volver al equipo con el que siempre había soñado, mi Betis. Pero por la Fiore tengo un cariño especial que ya quedará para siempre.
Y aquí está, en el Betis. Quemando etapas e intentando ganar otro título como aquella Copa inolvidable que levantó en 2005.
Ojalá. Este club ha cambiado mucho. Es verdad que cuando volví, en 2015, no fueron años fáciles, pero aunque no podamos conformarnos porque la exigencia es máxima y por nuestra afición, miro el futuro con optimismo. No hemos arrancado este año como hubiéramos querido, es difícil cambiar el ciclo pero trabajamos para que al final estemos arriba. No busco excusas ni populismo barato, sólo veo las cosas con optimismo, pelear y creer en estar en esos puestos que este club merece.
Al Sevilla casi se le empata gracias a una gran jugada suya. Recordó a sus 20 años, a la 'finta y el esprint'. ¿Cuánto le queda de carrera?
Sí, a esas galopadas por la banda del Villamarín, me lo ha dicho mucha gente. No quiero decir que voy a seguir y luego no puedo, o retirarme si me veo con ganas de continuar. Espero el momento, sin pensar en ello. Ahora mismo me veo jugando después de los 40 años. Igual me preguntas dentro de dos meses y digo lo contrario. Estoy con fuerzas y con ganas de seguir disfrutando bastante tiempo.
¿Qué ha cambiado de aquel chaval que debutó en Segunda, con Fernando Vázquez, a éste capitán de 38 años?
No ha cambiado nada. Sólo que estoy más tieso. Tengo la misma ilusión, las ganas de divertirme, la alegría. Es verdad que ahora tal y como estamos me pongo serio porque quiero que el Betis tire para delante. Mi vida personal ha tomado más repercusión y yo agradezco el cariño de la gente, pero sigo siendo el mismo chaval. Lo bonito es eso. Son 20 años, pero los recuerdos lo acortan. Al final lo que nos vamos a llevar es lo que nos reímos.