Las estadísticas siguen favoreciendo a Manolo Jiménez
El pasado fin de semana se cumplió el primer tercio de la temporada. Al igual que el curso pasado, la UD cumplía su objetivo. Pero el entrenador fue cesado.
Tachó el pasado domingo Las Palmas, en Zaragoza, tras perder en La Romareda, la decimocuarta hoja de este eterno calendario liguero, tantas como parecen las 42 jornadas ligueras, 46 partidos si juegas la final de los playoff, en cualquier caso una cifra excesiva. Se cumplió entonces el primer tercio de esta temporada, en la que la UD viaja en su particular montaña rusa, capaz de lo mejor y de lo peor, de asirse al mejor futbolista de la categoría para ganar con suficiencia o de echar tanto de menos a un pibe de 16 años.
Aunque con objetivos distintos, lo cierto es que Manolo Jiménez, primero de los tres entrenadores del año pasado, cumplía con su cometido. Ni con él ni con los otros dos (Paco Herrera y Pepe Mel) se le dio lustre a una plantilla de tremenda alcurnia, pero el sevillano sí que cumplía con el objetivo encomendado: luchar por el ascenso. De hecho, cuando fue despedido tras la mencionada 14ª jornada, la UD ocupaba el 6º lugar de la clasificación. En cualquier caso, dentro de lo previsto. Curiosamente, Herrera y Mel dirigieron también 14 partidos, siendo el de Jiménez el mejor balance: 22 puntos de los 54 finales.
Críticas. Ahora, también con Pepe Mel y tras cumplir esos primeros 14 partidos, la UD suma 18 puntos, a la misma distancia, cuatro, del playoff que del descenso. Objetivo cumplido pero nadie, al contrario que con Jiménez, tan criticado su despido en ciertos sectores de la caseta, parece dudar de él. Disparidad de criterios. Las “malas sensaciones” fueron la excusa a la que se agarraron en los despachos de la Unión Deportiva, pero la clasificación tampoco mentía.
