Un partido de ultimátums: para Rubi y el banquillo blanco
Modric reingresa en el once, Vinicius tendrá minutos y el técnico del Betis sigue en el aire. Mendy y Militao tienen opciones. Bale y James siguen fuera.
El Betis lleva dos temporadas consecutivas ganando en el Bernabéu, ambas con la reputada firma de Quique Setién, objeto de añoranza después de meses como objeto de ira (sigue el partido en directo en As.com). Son las dos únicas victorias verdiblancas sobre el Madrid en los últimos siete años, y aunque no corren tiempos para presumir en el Villamarín, sirven para recordarle al equipo que todo es posible. Un gol de Fekir casi sobre la bocina salvó a Rubi del despido el miércoles. El francés buscó el abrazo del técnico al que concedió la vida extra como muestra del apoyo del vestuario. Pero al Betis le espera después del Bernabéu el Sevilla. El crédito a Rubi es a corto plazo.
En el Madrid la preocupación es otra. A Zidane han comenzado a cuadrarle las cuentas (dos victorias consecutivas, ningún gol encajado, Hazard en leve ascenso y Courtois en libertad sin fianza), pero le aprieta el calendario. Tres partidos en siete días, el último ante el Galatasaray, el próximo martes, decisivo, aconsejan el reparto de esfuerzos, pero la última experiencia de una rotación masiva, ante el Mallorca, acabó mal. La cuestión es cuándo y a quién parar. Casemiro parece el tapón del desagüe y puede más el miedo a quitarle que a sobreutilizarle. Fue relevado a falta de quince minutos ante el Levante. El Madrid ganaba 3-1 y a punto estuvo de ceder un empate. No ha vuelto tentar a la suerte. Kroos no pudo jugar, por lesión, ante el Mallorca y el equipo fue un desastre. Con todo, uno de los dos puede abrirle hueco a Modric, al que comienzan a espaciarle los minutos. Sólo jugó completo el partido del Brujas. Su ritmo ya no es el de dos encuentros por semana.
También parece partido para ampliar el grupo. Mendy, petición del técnico, sólo ha jugado tres encuentros en todo el curso, el último hace más de un mes. Militao ha sido menos recambio de lo esperado y cuando ya pisamos noviembre sólo ofrece 300 minutos de vuelo. El último partido completo de Isco data de abril. James va a menos y Bale, a casi nada. Su lesión sigue sub iudice. Ni el colombiano ni el galés entraron en la lista. Sí lo hizo Vinicius, una gran inversión del club que sólo ha dispuesto del 34,6% de los minutos esta temporada. Puede tener minutos e incluso sitio en el once inicial, ahora con el viento en contra. Sostén de la ilusión del equipo en un tramo difícil del curso pasado, ha perdido popularidad en la grada y peso a ojos del técnico. Además, juega en la plaza de Hazard y tiene menos relación con el gol y se adapta peor a la banda derecha que Rodrygo. Está obligado a una gran remontada.
Un Betis sin mediocentros
El Betis llega partido por el eje. Las lesiones de William Carvalho y Javi García, más la baja forma de Kaptoum, obligaron a Rubi a poner ante el Celta el doble pivote Ismael-Bartra. Un novato y un central. No resultó, aunque la victoria ante el Celta lo tapara todo. El club gastó el pasado verano casi cien millones de euros en fichajes, pero gran parte de la plantilla estaba hecha al gusto de Setién y aún no ha asimilado el cambio de estilo. Los laterales parecen demasiado ofensivos para una zaga de cuatro y son mayoría los jugadores técnicos sobre los vigorosos cuando el equipo ha perdido en un verano diez puntos en posesión. Sólo el Barça le superó el curso pasado y ahora es uno del montón en este capítulo.
Tampoco los recién llegados han echado la puerta abajo. Borja Iglesias (28 millones) ha metido un gol, mientras el canterano Loren (siete tantos) es vicepichichi. A Fekir (20 millones), la gran apuesta, le pasan factura los partidos de alto ritmo. Pedraza y Álex Moreno no se acercan a Junior. Juanmi está lesionado.
Habrá, en cualquier caso, retoques en el Bernabéu. Rubi cambiará un lateral o los dos, meterá un tercer centrocampista nato más, Guardado, quizá por Joaquín, y Loren parte con ventaja sobre Borja Iglesias en el ataque. Un once, pues, más físico para sobrevivir al Bernabéu antes del derbi, el siguiente ultimátum.