La obsesión de Gareth Bale
La orden del jugador de no emitir partes médicos de sus lesiones viene de hace dos años. A la mínima molestia, para. Su agencia le aconseja hermetismo.
"Hay un cierto estado de psicosis en torno a las lesiones de Gareth Bale”, reconoce a este periódico una fuente cercana a los servicios médicos del Madrid. Desde que llegó en el verano de 2013, el delantero galés recogió con firmeza el testigo que Robben dejó como jugador de cristal. Han sido, con la última que se produjo en el Gales-Croacia del pasado 13 de octubre, 24 lesiones en las siete temporadas que lleva vistiendo la camiseta del Madrid, con el que se ha perdido un total de 94 partidos.
Edu Aguirre, periodista de El Chiringuito, dio respuesta al secretismo que rodeaba esta última dolencia de Bale al desvelar que ha sido el propio jugador el que ha pedido al Madrid que no se facilite a los medios datos de sus lesiones. Jonathan Barnett, agente del jugador, confirmó a AS este extremo. El futbolista está amparado, según trasciende desde el propio club, por la Ley de protección de datos.
Se apoya Bale en la confidencialidad que debe haber entre médico y paciente para que se haya dejado de facilitar información de sus lesiones. El último parte médico que se ofreció de una dolencia suya fue el 5 de enero de 2019... y antes de eso hay que retroceder 15 meses para encontrar el anterior, emitido en septiembre de 2017. Sólo son dos los informes médicos hechos públicos para las últimas seis lesiones del delantero.
La instrucción de Bale al club sobre la confidencialidad de sus dolencias viene de lejos y tiene que ver con la presión que vive en el Madrid, con el que sólo ha podido jugar el 53% de los minutos desde que llegó. Este hermetismo también está dirigido desde su empresa de representación. Tener mucho detalle de sus infortunios puede repercutir negativamente en las posibles ofertas que lleguen en un futuro sobre el jugador. Ocurrió este verano. Nadie estaba dispuesto a pagar un traspaso por Gareth Bale.
A estas alturas, Bale está obsesionado con sus problemas musculares (su ritual de estiramientos abarca el descanso de los partidos) hasta el punto de agujerearse las medias a la altura de los gemelos y renunciar a conducir Lamborghinis porque piensa que la postura de conducción es perjudicial. Sin embargo, no deja pasar un día libre sin jugar al golf, su gran pasión, un deporte en el que trabaja de manera determinante la espalda, que puede estar en el origen de muchos de esos problemas musculares. Diez de las 24 lesiones que Bale ha sufrido en estos siete años en el Madrid han sido en el sóleo. La última, según las sensaciones del jugador, también. Pero lo más curioso es que los médicos del club no han encontrado rastro de la dolencia en las pruebas realizadas.