NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

LILLE - VALENCIA

Gerard López: "La venta de jugadores es la fórmula para reforzar el equipo"

Al presidente del Lille (Luxemburgo, 1971) la nacionalidad española le viene de sus padres, gallegos. Desde 2017 es el mandatario del club francés.

Chairman of Lille LOSC, Gerard Lopez attends a news conference at the Domaine de Luchin training center in Camphin en Pevele near Lille, France May 23, 2017. REUTERS/Pascal Rossignol
PASCAL ROSSIGNOLREUTERS

¿Qué hace un hijo de gallegos de presidente del LOSC?

Podría decir que soy un jugador frustrado, un loco del fútbol. Veo cuatro o cinco partidos cada semana. La realidad es que pensé que la experiencia que tenía en otros negocios, también en otros deportes, unido al amor que tengo por el fútbol, podía desembocar en un proyecto competitivo pero diferente a lo que había visto. Y en ello estamos.

¿Por qué el LOSC y no, por ejemplo, un club español?

Bueno, mi profesión está vinculada a las tecnologías y consiste en invertir en negocios pensando en el futuro. Pensé una manera, ni mejor ni peor sino diferente, de acercarse al fútbol bajo esas premisas. Analicé los mercados de España, Portugal y Francia. Me di cuenta de que la Ligue 1 es más que la Liga de un país. Es una Liga continental, en la que está representado casi toda África. Primero se me acercó el Marsella. Le eché un vistazo al proyecto durante dos meses y no me convenció. La prensa marsellesa lo vendió como que ellos no me querían, pero no fue así. Después apareció el Lille. Yo conocía al dueño porque ya habíamos hablado del proyecto, pero la primera vez no quería vender. Después me contactó y me dijo que sí, que me vendía el 98,9 por cien del club.

¿En qué quiere que sea diferente el LOSC?

Es un proyecto que se basa en jóvenes jugadores, somos la plantilla más joven de la Ligue 1 y de la Champions; un proyecto muy dinámico en el tema de salidas y llegadas, basado en las tecnologías a nivel de scouting y también en la gestión de la captación y formación tanto dentro como fuera del campo.

¿Cuál es esa manera diferente de aplicar la tecnología al mundo del fútbol?

Se aplica a nivel de captación y también de formación. Tenemos una base de datos de scouting que es única. Analizamos a más de 2000 futbolistas cada año. Pero no lo hacemos con los datos típicos. Son datos más complejos que analizan la relación entre jugadores y dentro de un sistema. A un lateral, por ejemplo, le damos unos valores asociativos dependiendo con quién conecta más durante los partidos: con el central, con el interior… Es un esquema complejo pero fácil con nuestro software. Tenemos un análisis en tiempo real muy profundo. Después, aplicamos la tecnología a nivel nutricional, médico… Aplicamos sin miedo la tecnología, porque una condición para estar aquí es ser abiertos a esa mentalidad y filosofía. Lo es Christophe Galtier (entrenador) y también Luis Campos (director deportivo).

Digamos que es la aplicación del Big Data al fútbol.

Sí. Es eso. Como en cualquier otra aplicación Big Data, la inteligencia está en los algoritmos, en el valor que podemos sacar a los datos. La gente se sorprende de cómo reemplazamos jugadores casi de manera inmediata. Luis Campos no puede estar en 300 campos a la vez. Luis y su equipo, que está formado por 29 personas, trabajan primero sobre datos y después ya se selecciona qué jugadores se van a ver, que son menos que los del sistema.

¿Qué países controlan?

En Francia tenemos un grupo de scouting fijos. Luego tenemos un circuito en África muy avanzado y grupos de tres a cinco personas que controlan Europa del Norte, del Este y Sudamérica. Esos grupos van cambiando cada dos o tres meses, dejando a los que les sustituyen su base de datos. Si la valoración de un jugador al que en dos meses ven diez personas por primera vez es buena, el riesgo de error es menor. La fuerza del proyecto está en la capacidad de reemplazar jugadores.

Este verano vendieron por 180 millones y ficharon por 80. ¿Ahí está el negocio?

El negocio está en saber fichar. Saber vender sin saber fichar no te lleva a ningún sitio. Lo puedes hacer una vez y después te vas al pozo. Para saber vender hay que saber fichar. Esa es una de las fuerzas del proyecto y no todos los clubes tienen ese equilibrio.

No sé en Francia, pero en España cuando llega un inversor a un club sus aficionados tienden a pensar que se acabaron las ventas.

Es una cuestión de comunicación. Yo dije cuál era el proyecto desde el primer día. Era un club endeudado, que había que sacar del agujero. Fui muy criticado por eso. La gente pensó que sólo venía a hacer negocio. Pero fue una explicación honesta. El LOSC, que no juega en la Premier y por lo tanto no tiene 100 millones de ingresos por televisión, tiene un presupuesto de casi 140 millones. Así no se puede vivir solo de los derechos, además tenemos un estadio con capacidad para 55.000 personas, que no puedes convertir de un día para otro en un Maracaná para 100.000 y los patrocinios llegan hasta donde llegan. Por eso, la única tecla que tienes para sacarle rentabilidad al proyecto es la compra y venta de jugadores. Para mí la venta de jugadores no es más que la fórmula para reforzar el equipo. Financieramente, ya tenemos casi 150 millones de ventas firmadas para el próximo ejercicio y así se hace un club sólido y es como te permite ir a fichar a jugadores como Renato Sánchez (20 millones). Ahora la gente ya lo entiende. Nunca dije que no quisiera ganar. Yo quería hacer ventas y fichajes como fórmula para crecer. La gente pensó que yo aquí me venía a forrar y vengo a competir.

Le leí decir en una entrevista que a la Fórmula 1 llegó por el negocio que se hace en los paddocks. ¿Se hace el mismo negocio en los palcos de fútbol?

En el mundo de los negocios del que yo vengo se dice que cuando empiezas a construir una empresa para venderla nunca la vendes porque no la haces para ti mismo. El fútbol es pasión, es deporte. No soy un tipo que ha comprado un club sin tener ni idea de lo que es el fútbol. En ningún momento se pone por delante el lucro. Pero sí sé y tengo claro la filosofía y el modelo que queremos.

Le escucho y veo parecidos razonables respecto al modelo con el discurso que llega desde la propiedad del Valencia.

Posiblemente. Yo conozco a Peter (Lim) y sé lo que está intentando hacer.

¿Y qué es?

Él también busca un proyecto de gente joven. Quizás nosotros seamos un poco más extremos, nuestra edad media está ahí. La plantilla del Valencia nos saca tres o cuatro años. Yo lo que quiero para el LOSC, mejor dicho, lo que no quiero es tener un once de gente veterana. No es la cultura que quiero en mi club. Sé que no seremos el Barcelona o el Real Madrid en cuanto a popularidad. Pero quiero un club que sea admirado por ser el más puntero formado por gente joven y que siempre esté en Europa. Dinámico, agresivo, que no juguemos al 1-1 aunque podamos ganar o perder. Esa es nuestra cultura.

¿Cree que ese modelo es más fácil implantar en Francia que en España?

Totalmente. Ya le dije que hice un estudio de mercado y la liga francesa, la cual además conozco desde niño porque yo vivía en Luxemburgo, tiene más número de fichajes extranjeros.

Por cierto, Luis Campos ha sonado para el Valencia...

¿Para que vaya allí? Para nada. Olvídese. Luis Campos está vinculado a largo plazo conmigo fuera incluso del LOSC.

Habla constantemente de futbolistas jóvenes, ¿no cree que se esté pecando de tener prisa por sacar jugadores o realmente hay un cambio generacional en el fútbol?

Hay que verlo desde un prisma social y de formación. Yo con 14 años no era el chaval que lo son hoy los de 14. Vivimos en un mundo, y es una pena, en la que la niñez cada vez es más efímera. Por eso los 14 de ahora son mis 17 y mis 17, los 20 de ahora. Además las estructuras cada vez son más profesionales. Yo jugué en edad universitaria al baloncesto en Miami. ¿Sabe qué comía los días de partido? Hamburguesas. Ahora los clubes con estructura cuidan cada detalle y los entrenamientos de hoy de un filial diría que son incluso mejores que los del gran Milan de Sacchi. Por eso ahora un chaval como Ansu Fati da el salto con 16 años.

La última, el curso pasado pasaron de ser 17º a 2º en la Ligue 1. ¿Cree que ese modelo les puede llegar a dar para competir de tú a tú con el PSG, que viene a ser la antítesis?

Si eres realista, salvo que estés loco, dirás que no puedes competir con 140 millones ante un presupuesto de 500. Ellos tienen una plantilla repleta de internacionales, casi todos sus futbolistas lo son, y eso hace que su capacidad de respuesta a contratiempos sea más alta. A nosotros se nos lesionan dos o tres piezas claves del equipo y tendríamos un problema. Pero todos los partidos empiezan 0-0 y somos 11 contra 11. El año pasado les ganamos 5-1, así que sí, diría que podemos ser un mosquito que les molesta.

Creció sin agua corriente en Lugo

Los padres de Gerard López, Erundina y Gerardo, emigraron a centroeuropa en los años 70. Gerard nació en Luxemburgo el 27 de diciembre de  1971, a quien El País definió en  un artículo de 2015 como "el millonario invisible". Hasta los siete años vivió largas temporadas en Espasande de Baixo, con su abuela materna, una de las siete parroquias de Riotorto (Lugo). Aquellos tiempos, en una casa sin cuarto de baño ni agua corriente, le sirven para tener presente de dónde viene. Después creció en un barrio de inmigrantes italianos y portugueses en Esch-sur-Alzette. Sus relaciones personales y la insistencia de su padre le familiarizaron con el aprendizaje de idiomas. Hoy presume de su nacionalidad española en ocho lenguas diferentes: francés, español, gallego, inglés, alemán, luxemburgués, portugués y ruso. A los 17 años, gracias a una beca para jugar al baloncesto, cursó ingeniería de sistemas en la Miami University. Fue entonces, en la década de los 90, cuando descubrió internet, un mundo que le hizo millonario. Entre sus grandes negocios, la compra de un porcentaje de la aplicación Skype cuando pocos creían en ella, con la que ganó 400 millones tras ser comprada en 2005 por eBay. En 2009 se metió en la Fórmula 1 para ganar notoriedad y hacerse un sitio en los círculos de poder y negocio de los paddocks. Lo hizo comprando la escudería Renault, a la que rebautizó como Lotus. Fue así como se hizo amigo de, entre otros, Vladimir Putin. Pero su verdadera pasión es el fútbol. Compró el CS Fola Esch de Luxemburgo, un club modesto del barrio donde creció, y quiso invertir también en el Lugo. Hoy tiene un club que juega la Champions.