El Málaga resucita a costa de un Depor moribundo
Los de Víctor, muy superiores, ganan once partidos después con goles de Mikel Villanueva y Sadiku. Los coruñeses, sin reacción con Luis César, todavía más colistas.
Riazor se preparaba para ver un partido de tensión, de nervios entre dos históricos empatados a puntos en la cola de la clasificación. Del drama salió triunfador, y con claridad, el Málaga. Los de Víctor fueron superiores de principio a fin ante un Deportivo que no da ninguna muestra de mejoría desde la llegada de Luis César. De hecho, se limita a repetir y agrandar los errores defensivos y ataca menos cada día. Así, los andaluces toman aire al sumar tres puntos de golpe, algo que no hacían desde la ya lejana primera jornada. Enfrente un equipo hundido en la clasificación y en el juego. Todo en un Riazor que pidió un día más la dimisión de Carmelo del Pozo y el presidente Paco Zas. Crisis con mayúsculas con el comodín de destituir al entrenador (Anquela) ya gastado.
La primera guerra, la de templar nervios desde el arranque, ya fue para un Málaga mejor plantado, con ideas más claras. De hecho, a los siete minutos rozó el gol después de una serie de rebotes en el área gallega que demostraban lo que pesa la ansiedad. Y a los once, una pésima cesión de Salva Ruiz que Sadiku no supo aprovechar. Poco a poco, pase de seguridad a pase de seguridad, el Depor empezó entrar en el partido. Eso sí, sin lograr inquietar a un Munir que ni tuvo que intervenir en el primer tiempo. De hecho, el siguiente susto lo dieron de nuevo los andaluces a los 38 minutos, cuando una contra tras un córner gallego hizo sudar frío a un Riazor en el que comenzaron a aflorar los pitos. Y aumentaron cuando Mikel Villanueva hizo el primero tras un córner al rematar a placer en el segundo palo al borde del descanso. Justo para los de Víctor. Justo para un Depor tan plano y frágil con Luis César como lo era con Anquela.
En el primer minuto del segundo tiempo el Málaga estuvo a punto de sentenciar. Jugadón de Cristo, parada salvadora de Dani Giménez. Segunda oportunidad para el canterano y otra enorme respuesta del portero blanquiazul. Las dudas locales se convirtieron en pánico. Un miedo que olieron los andaluces, que comenzaron a presionar con más ímpetu ante la absoluta pájara de los coruñeses. Más por orgullo y necesidad que por fútbol, el Depor dio un paso adelante que igualó el duelo y despertó a Riazor. La pasión fue dando paso a la confianza y con ella, el juego. Papeles claros. Dominio local, velocidad y contras para los visitantes. Y de nuevo la tuvo Sadiku, pero de nuevo perdonó. Y un minuto después error de Montero y otra, mejor todavía para el albanés, empeñado en perdonar hasta que tuvo la cuarta clara. Error de bulto de Dani Giménez y Sadiku, esta vez a puerta vacía, no perdonó para dejar al Depor inmerso en su mayor crisis en 30 años.