Herrera se cobija en la selección para recuperar el ritmo
El mexicano llega después de sumar dos partidos con su selección, ante la falta de minutos en el Atlético. Se enfrenta a una situación desconocida para él.
Héctor Herrera regresará hoy a Madrid para reintegrarse en el Atlético. El medio mexicano será, junto a Giménez, el último de los internacionales en volver. Tras una larga ausencia, Herrera ha vuelto a su selección y, en este momento, jugar con el combinado tricolor se ha convertido casi en la mejor manera de recuperar el ritmo.
El ex del Oporto jugó los dos partidos de su selección frente a Bermudas y Panamá. 180 minutos que deberían servirle para recobrar la continuidad y afinar su momento de forma. en el primer choque contra Bermudas se desquitó con un golazo para cerrar la goleada por 1-5. Frente a Panamá se vio a un Herrera más oscuro, algo impreciso y con evidentes síntomas de que le falta ritmo de competición. De hecho, en México se apuntaba a ello como razón para no haber visto al mejor Herrera que únicamente ha disputado 92 minutos con el Atlético y que se enfrenta a algo a lo que no acostumbraba en los últimos años.
Asumió el reto de firmar por el club madrileño, se salió de la zona de confort que le garantizaba un Oporto donde era el eje del equipo, pero todavía no ha alcanzado una velocidad de crucero en el Atlético. Se observó en el choque contra Panamá, donde actuó en el centro del campo de un línea de tres. Herrera es un jugador de intensidad y ritmo y no ha podido alcanzarla aún en el Atlético. Ahora regresa para incorporarse al grupo a última hora, con apenas dos sesiones para meterse en la dinámica de lo que será el partido contra el Valencia.
Primero tendrá que luchar para entrar en la convocatoria, nada barato después de que jugadores como Hermoso o Marcos Llorente hayan también frecuentado la grada, pero que ahora acumulan 10 días de trabajo con el equipo. Herrera tiene que rebelarse contra una situación desconocida para él. Carácter no le falta, ni experiencia tampoco, pero el Atlético, como se ha demostrado otras veces no espera a nadie. La selección, al menos, le sirve para desquitarse.