Los centrales sacan al Rayo del laberinto del empate
Catena y Saveljich, de cabeza y a balón parado, remontaron el gol de Milla. Los defensas franjirrojos terminaron con la racha de cinco empates consecutivos y brindaron a Vallecas su tercer triunfo.
El Rayo encontró la salida al laberinto del empate, por donde había transitado la friolera de cinco jornadas consecutivas. Había ganas y necesidad por romper el bucle. Y aunque el Tenerife se adelantó, Milla mediante, los franjirrojos firmaron la remontada gracias a los testarazos de Catena y Saveljich en dos jugadas a balón parado. Los centrales alumbraron la solución al problema y Vallecas contempló el tercer triunfo de la temporada.
Para dos equipos con el balón como eje de su filosofía era importante hacerse con la posesión. El Rayo cumplió con el guión (63% en la primera parte y 53%, en la segunda) y el Tenerife, entonces, apostó por la presión. A pesar de que las primeras llegadas fueron locales (Pozo y Saveljich), Milla rompió los esquemas a su ex y cazó con la diestra un centro raso de Nahuel para poner el 0-1.
Este jarro de agua fría no heló a los franjirrojos y pronto tuvo respuesta. Embarba botó una falta, que cabeceó Catena para poner el 1-1. El extremo era omnipresente arriba y el larguero desbarató otro lanzamiento de falta que llevaba su sello. La remontada no parecía descabellada y Ortolá tuvo que sacar la manopla para despejar un tiro de Tito al filo del descanso. Tan al filo, que Areces Franco no dejó ni sacar el córner antes de pitar el final.
El Rayo tampoco dio tregua y pisó el acelerador nada más saltar al verde. Ulloa lo intentó con la testa, Trejo probó sin suerte desde lejos, Bebé repetía una y otra vez sus trallazos... Se mascaba el gol y el segundo fue una copia del primero: lo marcó de cabeza otro central (Saveljich), en una jugada a balón parado (córner, esta vez) y asistido por Embarba (nadie sirve más tantos que él, nueve veces ya). Todo esto propiciado por un error garrafal en la salida de Ortolá.
El carrusel de cambios echó más picante al duelo y preocupación a la grada, puesto que el mago Embarba se retiró con molestias. Los insulares tuvieron tiempo para lanzar varias ofensivas, pero el Rayo estuvo serio en la retaguardia y no hubo regalos ni sorpresas tardías. Esta vez, el final fue feliz y la Franja duerme en playoff.