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MIGRANTES DEL BALÓN

El Xanthi de Kiko Ramírez, un lobo con piel de cordero en la Superliga griega

El entrenador catalán ha conseguido convertir al Xanthi, uno de los clubes más modestos de la Superliga griega, en un lobo con piel de cordero.

El Xanthi de Kiko Ramírez, un lobo con piel de cordero en la Superliga griega

Kiko Ramírez (Tarragona, 1970) vive uno de los momentos más felices de su carrera. El entrenador catalán ha conseguido convertir al Xanthi, uno de los clubes más modestos de la Superliga griga, en un lobo con piel de cordero. Ha ganado en los campos de AEK y Panathinaikos y tan solo un equipo Champions como el Olympiacos ha conseguido mejores resultados en el inicio del campeonato heleno. “A veces tengo que pellizcarme”, reconoce el español, de paso en la parte alta de la tabla. “Este no es nuestro sitio real”, confiesa.

¿Contento?

Muy contento. Estoy sorprendido porque en ninguna liga es fácil ganar cinco partidos de seis. Y menos con un equipo nuevo, siendo tres fuera de casa y dos de ellos en los campos del AEK de Atenas y el Panathinaikos. A veces no te das cuenta porque estas preparando los partidos, pero luego lo piensas y dices ‘joder, me he puesto líder y estoy peleando con Olympiacos, que está jugando con el Tottenham la fase de grupos de la Champions’. A veces tengo que pellizcarme. Esto es increíble.

¿Creen que es ese su sitio en la clasificación?

No, ni mucho menos. En Grecia los tres o cuatro primeros puestos tienen nombre y si no se ocupan ahora lo harán más tarde con los equipos de mayor presupuesto. El calendario nos ha permitido estar peleando entre los grandes, pero nuestro objetivo es estar entre los seis primeros para intentar meternos en Europa.

Ahora les sale todo. El último partido lo ganaron en el minuto 93 gracias a un gol validado por el VAR en el campo de Panathinaikos…

Las buenas dinámicas tienen esto. Luego cuando vayan peor las cosas no nos saldrá nada… Ahora con el VAR nunca puedes celebrar los goles porque siempre los anulan. Nosotros vimos que no era fuera de juego, pero por seguridad lo anularon. Cuando dio el gol imagínate. Yo me estaba frotando las manos con el 0-0 porque era nuestro primer partido sin encajar. Encima en el campo del Panathinaikos. Era una lectura súper positiva y al final ganamos 0-1. No me lo podía creer.

¿Le gusta el VAR?

Yo lo viví en Polonia cuando aún no existía en España. Me gusta pero creo que está fallando la interpretación. No puede ser un laboratorio porque el árbitro pierde todo crédito. Ahora no pinta nada. Se está analizando todo, pitando jugadas muy anteriores al gol… Así le quitas el encanto al fútbol. Yo ya me quejé en Polonia porque allí iba más lento e imagínate seis minutos parado a seis bajo cero… Corta todo el ritmo, es un sinsentido. Le quitas la espontaneidad. Yo cuando marcamos gol salto al campo chillando, ahora al ver al árbitro me pega el bajón. Me han robado el fútbol. Lo más bonito de este deporte es la explosión y si me quitan eso… No es lo mismo.

Este año hay un cambio en el formato de la Superliga griega. ¿Qué le parece?

En el mes de diciembre tenemos 11 partidos. Se juega cada tres días. El que tenga una plantilla amplia va a salir ganando. Para los equipos con presupuestos y plantillas cortas jugar cada tres días va a ser catastrófico. Es algo que beneficia a los equipos grandes, que pueden cambiar el equipo cada tres días. Al final estarán arriba los mejores presupuestos, no va a haber sorpresas. Cuando se tenga que decidir todo los que compiten en Europa ya no estarán y han hecho una plantilla para Champions y Europa League. Cuando nosotros empecemos a tener sancionados o lesionados vamos a tener que poner a jugar a cuatro chavales. Es lo que hay.

En Grecia es muy difícil toserles a los grandes…

La diferencia es muy grande. Con lo que cobra un jugador de Olympiacos nosotros tenemos para pagar a toda la plantilla. Podemos ganar en cuestiones de equipo, pero ellos ganan por calidad. Llega un momento en el que la coge uno y te soluciona el partido. La sorpresa en Grecia es muy complicada. El campeón de la pasada temporada, el PAOK, no perdió ningún partido en todo el año.

En Grecia no se tiene paciencia con los entrenadores. ¿Vive tranquilo?

Si en España somos de sangre caliente, en Grecia con el tema de los entrenadores son de sangre muy, muy caliente. Todo el mundo quiere hacer de entrenador, todo el mundo sabe más que el entrenador, y el entrenador es el culpable de todo. Pero eso es algo que los entrenadores llevamos en el ADN. Cuando la cosa va bien se dice que hay buen equipo y cuando va mal que el entrenador es malo. Al final te acostumbras. Grecia es un país muy impulsivo, con gente que pone todo su dinero en los clubes y les gusta participar y opinar. Afortunadamente no es mi caso, porque tengo un club muy serio y un gran director deportivo. Mi caso es raro en Grecia porque he hablado con otros entrenadores y lo están pasando muy mal.

Cuando estuvo en Polonia llevó a muchos españoles. ¿No pensó en repetir fórmula para entrenar en Grecia?

La experiencia en Polonia me sirvió de mucho. Llevé allí a muchos buenos jugadores, pero es algo que con el tiempo el club no te agradece. Fui destituido con el equipo a pocos puntos del líder. Dejé a muchos jugadores, como es el caso de Pol Llonch y Carlitos López, que siguieron haciéndolo bien y dejaron dinero al club. Pero nadie te agradece que hayas estado detrás de ellos todo un verano intentando convencerlos. En Grecia lo hemos planteado de otra manera. Nos hemos adaptado más al país, intentando sacar partido a la plantilla que ya había y fichando futbolistas sin tener en cuenta la nacionalidad. En el vestuario todos los jugadores son iguales. Es el mensaje que hemos dado y está funcionando.

Carlitos López se acordó de usted cuando se marchó a Emiratos Árabes. ¿Satisface poder cambiarle la vida a algunos futbolistas?

Muchísimo. Es algo que me pone muy contento. Esta semana fue el cumpleaños de Pol Llonch, que lo está petando en Holanda. Le felicité y me dijo que gran parte de eso era por mi culpa. Pero son ellos quienes se lo han ganado todo, yo no les he enseñado a jugar al fútbol. Tuvieron la osadía de dar ese paso y al final les ha cambiado la vida. Jesús Imaz también es muy reconocido en Polonia. Y Fran Vélez y Julián Cuesta lo están haciendo muy bien en el Aris. Me costó mucho convencerles y sacarles de España pero al final me lo agradecen. Eso te llena. Es bonito ver como jugadores que aquí estarían en Segunda o Segunda B están jugando en Primera o en Champions. A ver cuándo me toca a mi.