Hazard al fin es Hazard
Se estrenó con una vaselina tras escuchar el primer 'runrún' del Bernabéu, la antesala a los pitos... "Quería hacer algo especial", dijo tras el partido. Se ha quitado un peso de encima.
Cuando el Bernabéu 'runrunea', peligro. Igual que Peter Parker, Hazard tiene un sexto sentido y en su caso no es arácnido, es futbolístico. El madridismo ya estaba inquieto con su nueva estrella, se lo hizo saber en un par de acciones con ese aviso sonoro que es la antesala del pitido, y el belga ganó crédito con su primer gol como sólo los cracks saben hacerlo: con un gol de categoría.
El famoso miedo escénico en Chamartín no entiende del color de la camiseta. El nuevo siete blanco sabía que no le valía un gol de empujarla. El primero tenía que dejar algo de huella y no podía postergarlo más. En la previa del Brujas reconoció que no se reconocía en este Hazard. "Se espera más de mí y yo también espero más de mí, soy mi primer crítico", admitía. El 2-2 ante sus compatriotas no le sacó de su anemia goleadora y la cuestión empezaba a pesarle, nunca mejor dicho. "La camiseta no le queda del todo bien...", decía Antonio Romero en su narración en Carrusel Deportivo. Una sutileza incomparable al palo que le arreó Rolland Courbis, avezado entrenador francés (Marsella, Girondins...), en la radio gala RMC tras el 3-0 en París: "Hazard no es la locomotora que nos decían, llegó a la pretemporada con seis kilos de más".
No es ajeno a las críticas...
El internacional con los Diables Rouges no ha sido inmune a ese debate. Hizo un amago hace unas semanas de mostrar tableta de chocolate en sus redes sociales, más irónico que otra cosa, pero su rendimiento no le servía de parapeto y más cuando el año pasado, a estas alturas, llevaba ya siete goles con el Chelsea. "La gente está hablando y yo he escuchado muchas cosas...", reconocía ayer Hazard en RealMadridTV. "Por eso fue importante para mí meter ese gol. Quería hacer algo especial...".
Un gol que se celebró en Concha Espina y seguramente en Braine-le-Comte, el pueblo (21.600 habitantes) del crack. Allí su familia gestiona el club local, el Stade Brunois, y hay un museo dedicado a las gestas de les frères Hazard, Eden y Thorgan (Borussia Dortmund). Su país también le esperaba. "Con menos presión ahora sobre sus hombros, y el Bernabéu a sus pies, el primer paso para alcanzar el estatus de Galáctico ya lo ha dado", escribía ayer el diario HLN Nieuws. "Será el primer gol de muchos", vaticinaba por su parte Zidane, entregado a la causa desde el primer día. Hazard empieza a echar carbón a su locomotora.