Reina neutraliza un penalti en el 93 y el Milán respira
Los rossoneri tumban al Genoa tras tres derrotas consecutivas y Giampaolo salva su banquillo. El guardameta fue el protagonista de la noche y Theo firmó su primer gol italiano.
Pepe Reina difícilmente va a olvidar el loco Genoa-Milán que vivimos hoy: los rossoneri, después de tres derrotas consecutivas, se jugaban la continuidad de Giampaolo ante un rival que también vive una profunda crisis, y el español fue el gran protagonista, salvando el triunfo en el descuento y levantándose después de un error que habría tumbado a cualquiera.
La noche milanista empezó con una mala noticia: Donnarumma, durante el calentamiento, sufrió un problema al estómago y tuvo que abandonar el partido. Reina tuvo que ocupar su lugar y tuvo trabajo enseguida, neutralizando un intento de Lerager, olvidado por la zaga.
Los locales también tuvieron una baja importante, ya que Criscito tras 10 minutos fue sustituido por Biraschi, pero disputaron una buena primera mitad, sacándole el balón a sus rivales, que parecían incapaces de reaccionar.
Antes del descanso, además, un potente lanzamiento de falta de Schone engañó a Reina, cuyo fallo valió el 1-0: el ex del Ajax, desde 2013/14, ha marcado 14 goles de falta directa, y en Europa solo Messi tiene mejores registros (22).
Giampaolo comenzó la reanudación quitando a un Piatek cada vez más apagado y a Calhanoglu, apostando por Paquetá y Leao. Ahí el enfrentamiento cambió de cara: en el 51’, el mediocampista lanzó una falta rápidamente (estilo Alexander-Arnold ante el Barcelona) y Theo penetró en el área ante una distraída defensa rossoblú, firmando su primer gol en Italia. Seis minutos después, Biraschi paró con la mano una gran jugada del mismo Leao y, con la ayuda del VAR, el colegiado pitó un penalti clarísimo expulsando al defensa. Desde los once metros se presentó Kessié, que no falló.
El Milán pareció gestionar la ventaja sin apuros hasta el minuto 80’, cuando Calabria ingenuamente perdió un balón y se ganó su segunda amarilla parando de mala manera a Kouamé. Los de Andreazzoli, en diez contra diez, volvieron a encontrar ilusión y energía, y se volcaron al ataque.
A instantes del descuento llegó la última emoción de este partido infinito: Kouamé, en plena área, buscó el contacto con Reina, que hizo todo lo posible para no tocarle. El árbitro concedió un penalti dudoso (el VAR no le llamó para rectificar), y el guardameta español tuvo delante otra vez a Schone. Esta vez, ganó él: el exnapolitano neutralizó la pena máxima con un paradón, canceló el error de la primera mitad y salvó a los suyos. Un desenlace agónico, inolvidable, que de momento salva el banquillo de Giampaolo. Y, quizás, puede cambiar la temporada de este Milán.