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GRUPO F | BARCELONA - INTER

Sergio Scariolo: "Por el Inter me tragué una moneda"

No se dejen llevar por las apariencias, esto no es una entrevista de baloncesto. Sergio Scariolo, el seleccionador campeón del mundo, tiene una pasión. El italiano transmite emoción cuando habla de HH, Suárez, Mazzola, Altobelli... Es un amor loco. Todo por el Inter, hasta tragarse una moneda.

Scariolo posa con una camiseta del Inter de Milán.
Vincenzo Lombardo - InterFC Internazionale via Getty Images

Usted dijo alguna vez algo así como que el Inter era lo único que le hacía perder la cabeza. ¿Sigue siendo así?

Más que perder la cabeza, dije que me hacía actuar de forma irracional. Lo que sí reconozco es que el Inter es uno de los pocos temas en los que lo emocional y lo pasional solapan por completo lo racional.

¿Quién o qué le hizo del Inter?

Me hice del Inter porque cuando yo empecé a seguir el fútbol, era el periodo de 'la Grande Inter'. El que ganó dos Copas de Europa y perdió otra final. De hecho, ese es el primer recuerdo real que tengo: la final que perdimos contra el Celtic de Glasgow y una Liga que perdimos creo que en 1967 en la última jornada con la Juventus. Tenía seis años. Son los primeros recuerdos nítidos.

¿Tenía camisetas de crío?

Sí. Al inicio, me las regalaban mis padres y mis tíos. Siempre he tenido una camiseta del Inter. Luego empezó a regalármelas el club. Ya tengo unas cuantas. Algunas firmadas, muchas con mi nombre...

De crío se suele sentir la tentación de cambiar de equipo cuando su equipo pierde. ¿Cuándo tuvo conciencia de que sería interista para siempre?

¡Nunca he tenido la tentación o la duda de tener que cambiar de equipo¡ Y anda que no hemos perdido partidos y hemos tenido temporadas tristes...

¿Tiene alguna liturgia antes de ver un partido del Inter?

No soy una persona supersticiosa, no hay liturgia. Por supuesto, cuando puedo lo veo. A veces, incluso cuando estoy trabajando pongo el partido con el IPad en silencio...

Estuvieron 45 años sin ganar una Copa de Europa. Usted entrenaba en Moscú al Khimki pero fue a Madrid a la final. ¿Cómo fue aquello?

Lo de Madrid fue apoteósico porque entrené por la mañana, así que no pude coger el vuelo Moscú-Madrid y tuve que coger uno vía París. Llegué bien para ver el partido. En cuanto terminó, y como los coches no podían llegar al Bernabéu, un amigo me acompañó en moto hasta donde ya se podían coger coches. Allí me esperaba uno para llegar a Barajas. Entonces cogí el vuelo de vuelta Madrid-Moscú. Llegué a las cinco de la mañana, fui al hotel del equipo, dormí tres horas y me levanté para hacer el entrenamiento matinal del primer partido de la semifinal de la Liga. Luego me eché una siesta. Jugamos y ganamos bien al Lokomotiv Kuban. Me quité un peso de encima porque aunque el club me había dado permiso, después de toda esa movida no me hubiese gustado nada que perdiésemos.

¿Cuántos aviones cogería este año por una final?

Esta vez creo que sería inviable a menos que, toquemos madera, nuestra trayectoria con los Raptors terminase antes de lo que todos queremos. Pero vamos, por una final de Champions se hace cualquier cosa. Yo puedo decirlo con conocimiento de causa (risas).

Antes de la final contra el Bayern, la semifinal contra el Barça. El día de los aspersores, Piqué marca el 1-0 y quedan diez minutos. ¿Recuerda cómo vivió aquello?

Me acuerdo porque es que estaba allí..., y en línea con la portería de Julio César en la segunda parte. Fue uno de los partidos en los que peor lo he pasado porque daba la sensación de que el castillo se iba a caer en cualquier momento. Y bueno, realmente, luego más que celebrarlo lo que hice fue alejarme del lugar del delito lo antes posible (risas).

Entre los grandes entrenadores de la historia del Inter están Helenio Herrera y José Mourinho. Como seguidor del Inter, ¿se identificó con su carácter polémico?

Creo que cada persona se identifica consigo misma. Obviamente, he adorado a Helenio Herrera y admiro a Mourinho. Pero, francamente, cada uno tiene su identidad y sus puntos fuertes y débiles. Es muy difícil que, con tanta trayectoria detrás, cualquier entrenador pueda identificarse totalmente.

El primer grande de la historia del Barça en salir al Inter fue Luis Suárez. ¿Dónde lo coloca en la galería de ilustres del Inter?

Le voy a decir una cosa. Luis Suárez ha sido, probablemente, la única persona a la que he sentido la tentación de pedirle un autógrafo. Era uno de mis primeros partidos en España y estaba viajando con el TAU hacia no se dónde. Coincidimos en un aeropuerto. Él era observador del Inter por entonces. Me encontré tan emocionado al verlo... No lo hice, pero sentí el impulso de pedirle un autógrafo. Luis Suárez es un mito del Inter. Un jugador con una inteligencia tremenda y un carácter ganador fantástico.

Y el segundo fue Ronaldo después de aquel fichaje histórico de 1997. Su primera temporada fue tremenda.

El de Ronaldo creo que fue un periodo muy intenso. Relativamente corto, porque seguramente pudo quedarse más tiempo pero el Madrid llamó y se tuvo que ir. Pero, desde luego, fue un jugador con una fuerza física, una clase y un instinto ganador importante. Fue uno de los dos o tres fichajes más sonados de la historia reciente del Inter.

El Inter de los alemanes le cogió en sus primeros años de técnico en Italia. ¿Pudo ir a verlo mucho y sentir esa rivalidad con el Milán de los holandeses?

Era un Inter súper duro, con grandísima fuerza defensiva. Tuvo que convivir con un Milán tremendo. Una rivalidad ciudadana que un par de veces, por milagro, se volvió a nuestro favor. Pero fue una época complicada. La verdad es que no pude ir a verlo mucho porque ya trabajaba, pero sí que lo seguía como siempre.

¿Quién ha sido el interista de sus ojos?

Mazzola. Desde niño y hasta el día de hoy. Ha habido grandes jugadores en el Inter. Con alguno incluso he tenido amistad. De los que soy más amigo son Altobelli, ídolo y campeón del mundo en 1982, y Nicola Berti, subcampeón en 1994. También de Pagliuca... Tengo unos cuantos interistas muy cerca pero mi jugador favorito y mi ídolo fue Mazzola.

¿Qué le sugiere que una institución tan familiar en su día y ligada a los Moratti como el Inter esté a día de hoy en manos chinas?

Hay que ser pragmáticos. La familia Moratti no podía seguir manteniendo un equipo competitivo y creo que hemos tenido suerte de que hayan entrado los Zhang de Suning. De hecho, el trámite entre Moratti y Suning podía hacer prever un momento complicado y no ha sido así. Diría que el Inter está en buenas manos.

¿Qué le transmite Conte?

No lo conozco personalmente. Me parece un gran líder. Un tío con las ideas muy claras y un entrenador que tiene la capacidad de adaptar su visión del fútbol al material humano que tiene a disposición. A la vez, tiene la capacidad de elegir a los jugadores que pueden encajar de forma eficaz y agradable. Me da una impresión muy buena.

¿Tuvo que convencer a su hijo para que siguiese la tradición de interista?

Alessandro es del Inter, aunque no es un loco del fútbol. Tiene en su habitación de Marbella una camiseta del Inter con nuestro apellido. Simpatiza, pero no es un fanático.

De todas las leyendas que haya conocido del Inter, ¿quién le impresionó más?

Conocí a Facchetti, que era una persona de una clase y de una elegancia tremenda. He conocido a más pero me quedo con los amigos, con las personas con las que he compartido vivencias personales. Al final, tú siempre tienes un lado del cerebro para la admiración y el sueño; y luego el lado de la amistad que tengo con Berti, Altobelli... Otra persona impactante que he conocido es Javier Zanetti. La conocí cuando estuve en Milán y me parece que encarna los valores de un gran deportista.

Si del Barça se dice que es 'Més que un Club', dígame una frase que defina al Inter.

La definición del Inter ha sido Pazza Inter, un equipo loco. Pero este año se ha eliminado el himno de los últimos quince años. No va a sonar más. Conte lo ha decidido así. Es una cosa curiosa... La entiendo como entrenador, porque identificarse con un equipo loco..., no es lo que quiere un técnico que persigue que su equipo juegue de una manera racional. Pero como aficionado ha sido una pena. Era un himno en el que todo el mundo se reconocía. No sé. Cuando esta identidad loca del Inter de los últimos años esté más sólida, más seria y sea más estable, igual lo vuelven a sacar...

¿En qué entrenador de fútbol, interista o no, se reencarnaría?

No soy un mitómano. No nombro a ninguno aunque para mí, Helenio Herrera ha sido el primero. Cuando de niño he pensado en el fútbol, el primer entrenador que se me ha quedado desde luego ha sido HH.

¿Qué consejo informal le daría a Conte para frenar a Messi?

Si hay algo que no me gusta es ponerme de cara al fútbol como un profesional. Yo no soy un profesional del fútbol, sino del baloncesto. Puedo hablar de táctica en un bar con los amigos, pero no puedo en un medio. No caeré en este error.

¿Ha hecho su mayor locura por el Inter o está por venir?

Por el Inter, al margen de ese viaje Moscú-Madrid que ya es una leyenda y que se ha nombrado entre los ejemplos de interismo en los medios sociales y anuarios (risas), recuerdo que justo en esa primera Liga que seguí más de cerca (1967) estaba jugando con una moneda y el Mantova nos metió el gol que nos condenaba a perder la Liga en la última jornada. Perdíamos 0-1 y la Juve ganaba al Lazio. Nos superaba en la clasificación en un partido que para nosotros era teóricamente fácil. Por el disgusto, y por el susto del gol que le metieron al gran Giuliano Sarti, me tragué la moneda. Por suerte la expulsé, aunque fue divertido porque en mi familia me hicieron hacer testamento. Grabé un testamento por si no superaba lo de la moneda. Fue una anécdota divertida pero, para mí, en su momento, ¡bastante dramática!