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EL DERBI

James y el Metropolitano: la historia de amor que no fue

El cafetero vivirá el Derbi del lado madridista cuando el verano le llevaba al Atleti. El 3-7 en EEUU fue el torpedo que hundió la venta. Ahora es un problema... para Simeone.

James, feliz junto a Benzema en Valdebebas.
AFP

Simeone soñaba con tenerlo como guinda a su proyecto y ahora tendrá que ver cómo neutralizarlo. Hace exactamente dos meses, James Rodríguez parecía encaminado a trasladar sus cosas del Bernabéu al Metropolitano. Un trasvase al que había dado luz verde Zidane y que, paradojas del fútbol, se derrumbó por el 3-7 histórico en el Derbi amistoso en Nueva Jersey. Este sábado llega al coliseo colchonero como amenaza madridista...

Horas antes, el propio Miguel Ángel Gil Marín hablaba de James. "Sería muy bonito que jugase con nosotros", se atrevió a decir en la ESPN, antes de poner la pelota en el tejado de Florentino: "Depende mucho de lo que diga el presidente del Real Madrid. La humillación en suelo estadounidense generó una avalancha de críticas y obligó al club madridista a congelar esa venta precisamente al equipo, rival directo en España y Europa para más inri, que desencadenó esa crisis. Fue casi inmediato. El Nápoles era el destino preferido, también pensando en Fabián Ruiz, pero nunca terminó de llegar a lo que se le pedía desde Chamartín, 50 millones de euros. Zidane hizo, obligado, borrón y cuenta nueva y lo más increíble de la historia es que James llega a la casa rojiblanca, ante la que pudo ser su afición, como titular en el gran rival blanco.

James y el Metropolitano: la historia de amor que no fue
James

Cuenta y mucho para Zidane

Lo que son las cosas en el mundo del fútbol. James iba a ser la segunda pesca atlética entre los defenestrados por Zidane, tras la de Marcos Llorente. Ahora recibe los halagos del galo. "Es uno de los nuestros", proclama. Forma parte de la tabla rasa con la que ha empezado este 'nuevo' James, más involucrado en el día a día en Valdebebas. El cafetero está jugando y además no se calla una. En París fue de los más autocríticos por la debacle blanca: "Si hacemos otro partido como este, es que somos tontos".

La influencia de James, al que aún cuesta ver con ese nuevo 16 a la espalda al perder la prioridad sobre el 10 cuando se fue a Múnich, no se nota sólo en el vestuario. Mientras no vuelva Modric, la titularidad la tiene casi garantizada. En el Pizjuán fue uno de los motores blancos, con una jugada en la que desplegó un físico poderoso para dejar a Hazard en un mano a mano que el belga falló. Porque James no sólo se encuentra hoy con su flirteo del verano, lo hace para poner al Atlético en jaque