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De la continuidad en el modelo a un Espanyol 'made in' Quique

El equipo de Gallego está obteniendo mejores resultados con el vértigo de Pedrosa y Vargas que con el juego asociativo, justo lo contrario a lo que se pretendía.

De la continuidad en el modelo a un Espanyol 'made in' Quique
Octavio PassosGetty Images

"El proyecto de David Gallego es una continuidad del que ya había con Rubi", dijo Francisco Rufete, director de Fútbol Profesional, el pasado 7 de junio, cuando el Espanyol presentó por aclamación popular, decisión de Chen Yansheng y asentimiento de la dirección deportiva al técnico del filial como entrenador para el regreso a Europa. "El entrenador anterior tenía un planteamiento y un trabajo, pero el nuevo nos ha hecho modificar mucho la situación de algunas posiciones", comentó Rufete el 23 de agosto. Dos afirmaciones contrapuestas en apenas dos meses y medio.

El Espanyol de Balaidos, que arañó un punto y pudo llevarse los tres con la vieja receta del orden defensivo y el contraataque, dista mucho del que se vio el curso pasado. Con sus altibajos, aquel equipo de Rubi intentaba dominar los partidos, creaba infinidad de ocasiones y daba rendimiento: acabó séptimo, la mejor clasificación del Espanyol desde la campaña 2004-05. Los jugadores alcanzaron su máximo nivel.

El jueves ante el Celta, el equipo perico, que entre semana se había reunido más de dos horas con el cuerpo técnico en el vestuario de Sant Adrià, se asemejó más al conjunto de Quique Sánchez Flores, con una defensa numantina (acabó el encuentro con hasta ocho jugadores de perfil defensivo) y fiando su suerte a la velocidad de Pedrosa y Vargas, a la postre una estrategia fructífera porque estuvo a punto de ganar el partido como ya hizo en Eibar cuando ambos jugadores saltaron al terreno de juego. El Espanyol más conservador remató siete veces entre los tres palos, las mismas que su rival, quien tuvo un 64% de posesión.

Con el objetivo de sobrevivir hasta que el equipo adquiera confianza y un patrón de juego, queda en el tintero si la cara del Espanyol en Vigo fue un planteamiento puntual o la tónica a partir de ahora. Gallego tiene jugadores para ambas vertientes: el mediocampo del curso pasado con Darder, Roca, Granero y Melendo o el vértigo con Vargas y Pedrosa. De momento le está dando mejor resultado lo segundo, justo lo que no es sinónimo de continuidad.