Asier Garitano sale muy tocado de la derrota de San Sebastián
Hay mucha preocupación en el club por la falta de gol y por la imagen ofrecida ante Sevilla, Athletic y Real Sociedad.
Asier Garitano ha tenido que pasar una mala noche. Aunque públicamente asegure no estar nervioso, lo cierto es que su situación no es la mejor para estar en un banquillo. El entrenador del Alavés salió bastante tocado del Reale Arena. En caso de perder contra el Mallorca en Mendizorroza el domingo, no habría que descartar un cese. Si consigue un triunfo, las aguas podrían volver a su cauce pero la confianza en el técnico de Bergara está ahora en entredicho. Su equipo lleva cinco partidos sin ganar y 329 minutos sin marcar un gol.
En ataque, es un conjunto romo. Le falta filo. No es que no marque goles, es que no tira a puerta. Por si eso fuera poco, ahora también falla la defensa. La zaga estuvo seria a principios de temporada pero, desde el día del Getafe, también se hace aguas en la parte de atrás. En Anoeta dio la sensación de que, con el 3-0, la Real levantó el pie del acelerador y acabó indultando a los albiazules. Desde el minuto 40 ya estaba pensando en su compromiso del fin de semana. Y el Alavés deambulaba. A pesar de ello, dio tiempo para que Pacheco detuviera un penalti y Manu García viera una cartulina roja.
Todas las decisiones importantes en este club las toma su propietario Josean Querejeta. Otro que seguro que no ha dormido bien. El partido del domingo contra el Mallorca en Mendizorroza es una final porque un resultado negativo y una mala imagen sería el detonante definitivo. Y cuando Querejeta pierde la fe en un entrenador, es muy complicado que la recupere. Él forjó la teoría de los melones en el mundo baloncesto, aunque es extensible al fútbol: “Los entrenadores son como los melones, no los conoces hasta que los abres”, llegó a decir en su día. Igual es cuestión de tiempo. Y eso que la gran culpa de la situación no la tiene sólo Garitano. Ni mucho menos.
La plantilla de este año no ha demostrado nada hasta el momento. Ni los veteranos ni los nuevos. Con estas trazas el equipo se va al pozo y eso el club no lo va a permitir. Es un secreto a voces en Vitoria que en las oficinas del Paseo de Cervantes gusta Pablo Machín. Pero esto puede dar todavía muchas vueltas. Garitano está tocado pero no hundido.