El Zaragoza no puede con la muralla del Lugo
El árbitro le perdonó la expulsión a Pita a la media hora. Los rojiblancos cortocircuitaron las virtudes de los locales. Vigaray se retiró por una lesión muscular.
El Lugo frenó la racha del Real Zaragoza y se llevó el primer punto de la temporada en La Romareda. Toda la potencia de fuego del equipo aragonés se quedó esta vez en nada frente a un rival aplicadísimo y muy trabajado, que cortocircuitó las virtudes del Zaragoza con orden y disciplina y no se descompuso ni en los momentos de máxima dificultad, que no fueron demasiados.
Víctor Fernández esperaba un Lugo valiente, que le viniera a discutir la iniciativa y la posesión del balón, pero se encontró un enemigo cambiado, que modificó su organización táctica habitual para ordenarse en un 5-3-2, con el veterano Pita incrustado entre los centrales para reducir espacios y el margen de maniobra de Dwamena y Luis Suárez.
Así que el Zaragoza tuvo que cargar con todo el peso del partido frente a un Lugo que no quiso un duelo abierto y lo fió todo a su contragolpe. El equipo aragonés, sin metros para correr, tuvo que masticar cada ataque con paciencia, pero aun así Luis Suárez, siempre en la brecha, tuvo ocasión de amenazar en dos ocasiones la portería la Varo, la segunda en un cabezazo alto en el segundo palo.
La mejor oportunidad, sin embargo, de toda la primera parte la conjuró Pita en falta a los 31 minutos de juego cuando Dwamena se iba solo contra el portero. Areces Franco castigó al lucense con una tarjeta amarilla, cuando debió ser roja, porque no había nadie entre el delantero del Zaragoza y Varo.
El Lugo, serio y ordenado, se limitó a defenderse, y apenas cruzó la divisoria central, pero al filo del descanso silenció a La Romareda con un disparo de Cristian Herrera a la cruceta que dejó temblando a Cristian Álvarez. Fue su mejor y casi única ocasión en toda la tarde.
El partido se abrió algo en la segunda parte y pudo decantarse en el minuto 55 cuando Pita despejó al poste de su portería en un centro envenenado de Javi Ros, inmediatamente antes de que Vigaray se retirara lesionado por una lesión muscular. Eloy Jiménez decidió entonces dar un leve paso adelante y movió su banquillo con la entrada del franco-argelino Rahmani por Seoane.
También Víctor buscó soluciones y dio entrada a Papu por Javi Ros para intentarle dar otro vuelo al fútbol de ataque de su equipo. Pero el reloj ya le corría al Zaragoza a toda velocidad frente a un adversario impenetrable, cada vez más seguro de su consistencia y de su fiabilidad defensiva. Y es que el Lugo fue una especie de embudo en el que se acabó estrechando todo el frente de ataque del Zaragoza, al que le faltó velocidad y capacidad de sorpresa para sortear líneas y rivales.
Los últimos minutos, ya con Pombo en el terreno de juego, fueron a la desesperada del equipo aragonés, buscando forzar un error que nunca llegó. Esta vez no aparecieron ni Kagawa, ni Luis Suárez, ni Dwamena y el Zaragoza, que se empeñó en percutir por el centro, no pudo firmar su cuarta victoria consecutiva en casa. Sigue, eso sí, en las alturas, pese a haber jugado un partido menos, pero en cierta forma afectado por no haberle podido meter mano a una disposición táctica que exigía abrir el campo y buscar el uno contra uno por las bandas.
El Lugo, por su parte, agranda su estadística en La Romareda con un empate que buscó desde el principio.