João Félix y De Ligt se miden sorteando sus primeros baches
Ambos jóvenes han sido los fichajes estrella de Atlético y Juve. Calibran los rigores de la adaptación a dos gigantes. Sufre el holandés. La paciencia, clave para cuidar sus talentos.
João Félix encara su estreno en la Champions ante la Juve de Cristiano. El enfrentamiento conlleva inevitables comparaciones, algo incómodo y, probablemente, alejado de la realidad todavía, pero las exhibiciones veraniegas del fichaje estrella del Atlético lo ha acelerado todo. Ahora que viene de su primer toque de atención, no parece nada mejor para calibrar su periodo de acoplamiento que confrontándolo con lo que De Ligt está viviendo en Turín. Ambos adolescentes de la prolífica generación del 99 están bajo el foco después de que dos gigantes europeos pagaran millonadas por ellos.
El rojiblanco se abrió paso en una pretemporada jalonada de actuaciones destacadas. Simeone, en cambio, lo manejó con mesura. "Lo mejor de João Félix son sus ganas de aprender", repetía el técnico, precisamente, después de la descollante actuación del portugués en Estocolmo para tumbar a la Juve (2-1). El ex del Benfica ha atendido las premisas del Cholo. El técnico le ve arrancando más atrás, con más metros para poder exprimir su afilado último pase y su llegada, frente a lo que estaba acostumbrado en Lisboa, jugando casi siempre más cerca del área. Al Cholo ya le salió el camino inverso con Griezmann y ahora tiene un plan con João Félix. El recibimiento en LaLiga no fue tan cariñoso como los test de pretemporada. Se topó con un Getafe granítico que le dio la bienvenida con agresividad y alguna patada. Normal, aquí no se regala nada. Detalles, un penalti, pero también molestias que le llevaron al banquillo. Se fue, pero haciendo planear siempre la posibilidad de que con el balón en su poder suceden cosas. Y pasaron, en Leganés, asistencia, y frente al Eibar, gol para iniciar la remontada. El frenazo llegó en Anoeta. Le costó perfilarse, entrar en juego y asegurar la pelota para que el equipo creciera. Simeone no se anduvo con remilgos y mandó a su gran inversión al banquillo con el partido en el alero. Un toque de atención, nada más. No hay que exagerar, pero ya sabe cómo se las gastan aquí. "No todo va a ser un camino de rosas", se esgrime dentro, mientras se apunta a su edad y a su todavía poco recorrido en la élite para echar el freno. Hay que tener paciencia.
Es clave manejar las urgencias. Si João Félix sortea sus primeras dificultades para que nadie se acuerde de los 127 millones que costó, De Ligt, el chico de los 85, lo pasa algo peor en Turín. En el caso del holandés, además, hay un detalle que le penaliza. Ha perdido a su tutor, el que iba a enseñarle el camino y eso ha provocado un cambio de planes. Chiellini solventó el debut en Parma —hizo el gol del triunfo— y después se rompió. El plan de Sarri pasaba por ir metiendo a De Ligt poco a poco, pero se hizo añicos en el quirófano. El capitán bianconero ni le puede acompañar en el campo ni le ha dado tiempo a coincidir lo que le gustaría en los entrenamientos. De Ligt lo lamenta. "Chiellini y Bonucci devoran a los rivales", explicaba a finales de agosto el holandés en De Telegraaf, donde relató sus primeros días en Turín aún asombrado. "Me miraron hasta los dientes, aunque fue fascinante cuantificar cuál es mi potencial físico y escuchar que aún tengo capacidad de crecimiento, ahora es cuestión de liberar mi potencial", contaba desgranando las vicisitudes de su fichaje.
Un cambio brusco para De Ligt
Pronto se dio cuenta también de que había dejado los mimos de ser un cachorro del Ajax a la voracidad de un club de la capacidad competitiva de la Juventus. "En los entrenamientos saltan chispas, las entradas no son todas gentiles", confesaba subrayando, evidentemente, las diferencias tácticas que se ha encontrado. "Se buscan automatismos defensivos, mientras que en el Ajax se hacía más énfasis en el juego de posición; ahora me resulta extraño el juego posicional que pusimos en el campo con el Ajax en la Champions, fue increíblemente bueno. En la Juve se centra todo en la disciplina del equipo, todo se discute al detalle y la coordinación tiene que ser perfecta". De Ligt señala a la capidad de atención como uno de los rigores de Sarri. Le está costando. Se observó en pretemporada contra el Atlético y en su debut frente al Nápoles. "Antes de venir tuve una larga conversación con él y me advirtió que el primer mes y medio de entrenamiento iba a ser un gran cambio para mí, es lo que a todos los defensas les pasa con él, es por eso que no estoy preocupado; mi papel es el de un chico que llega a un club europeo superior", señala. Sarri le ha defendido en cada oportunidad. Sabe del periodo complejo al que históricamente se enfrentan sus defensas y que, al final, suelen salir reforzados. En Turín no hay preocupación, pero sí responsabilidad de ayudarlo a crecer en un equipo con jugadores siempre sobreexpuestos por la urgencia de ganar.