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RACING 0 - MÁLAGA 1

Adrián decidió un buen partido sin delanteros

El Racing perdió fuelle en el último cuarto del partido. El Málaga empezó con nueve profesionales y acabó con siete y cuatro filiales. Gol de Adrián tras centro de Renato Santos.

La sal del fútbol es el gol. Hay platos que puedes soportar un pelín sosos, pero con un par de toques de salero, la cosa pasa mejor. El partido entre Racing y Málaga partía con un hándicap de saque: no había ningún delantero en el terreno de juego. Y eso se notó, especialmente en el primer tiempo, en el que los locales estuvieron rondando el área, pero no había nadie con ese ojo inyectado de sangre propio de los goleadores que ofreciera un movimiento agresivo tras las líneas enemigas que generara algo. A pesar de ello, generó dos ocasiones, de Yoda y Cayarga. El Málaga, con un equipo de circunstancias ‘made in Al-Thani, estaba incómodo, tenso (más desde la lesión de Luis Hernández), como deseando que pasara pronto el trago. Sin dejarse arrollar, fue peor que el equipo de Iván Ania.

La segunda mitad fue otra cosa, el Racing arrolló. Desde un tiro al palo largo, un platanito con el interior, de Lombardo en el 46’, el Málaga se achicó y, por momentos, pareció un juguete roto. Que llegara al 60’ sin encajar fue casi milagroso. Los de Ania jugaban realmente bien, con Buñuel y Lombardo percutiendo por los costados y solo parecía cuestión de tiempo que inclinara el marcador.

Pero no, el Málaga, a pesar de todo, del buen Racing, de las lesiones de Luis Hernández y Lombán, a pesar del jeque, se rehízo e igualó el partido. Y luego le volteó claramente. El último cuarto pasó a ser claramente suyo. Tuvo dos de Renato y una de Hugo para adelantarse y, a la cuarta, Adrián marcó de un buen cabezazo.

El partido no dio para más y los de Víctor gobernaron con tranquilidad los últimos minutos. Mucho mérito tiene la plantilla malaguista tal y como llegaron a Santander. El Racing, pese al bajonazo final, dejó minutos para el optimismo.