El Lyon se lleva el partido inaugural de la Ligue 1
Los de Sylvinho debutaron con una victoria ante un Mónaco que se quedó sin Cesc Fàbregas en el minuto 30 tras un pisotón sobre Dubois.
La vida sigue igual en Mónaco. El equipo de Jardim, que la temporada pasada estuvo a un paso de descender, se propuso como objetivo comenzar la temporada con una victoria para disipar los fantasmas del pasado. La única realidad es que los monegascos están muy lejos de tener alguna aspiración a volver a competición europea. El 0-3 ante el Olympique Lyonnais corrobora una dinámica negativa que se prolonga desde el año pasado.
Debutaba Sylvinho en el banquillo del Olympique Lyonnais y lo hizo con el mismo sistema que estaba utilizando en pretemporada. Un 4-3-3 con Tousart de eje en el medio y Mendes y Aouar en los volantes. Arriba, Traoré, Memphis y Dembelé completaban un equipo al que todavía le faltan varias piezas para completar la plantilla. Comenzó el OL presionando a Henrichs y Cesc, interiores del Mónaco, mediante marcajes individuales de Aouar y Mendes que dificultaron en exceso la salida de balón del conjunto monegasco. Un Mónaco sin Falcao que tuvo que colocar al inédito Foster en la delantera -19 años- y en defensa, Jardim prefirió jugar con Panzo, campeón del mundo con Inglaterra en categoría sub17 pero que perdió casi todos los duelos con Dembelé en la primera parte.
Poco tardó el Lyon en abrir el marcador. En un córner forzado por Traoré en la derecha -una de las premisas del Lyon de Sylvinho es la de tener a sus extremos abiertos para fijar a los laterales-, el propio extremo del conjunto del Ródano servía un gran centro desde la esquina para que Moussa Dembelé se anticipara a Glik y batiese a Lecomte. Lecomte, fichaje estrella del Mónaco en la portería, no tuvo un debut agraciado, ya que pudo hacer más tanto en el 0-1 como en el 0-2.
Sin duda, la clave del encuentro estuvo en el minuto 30’. Un balón en largo de Rubén Aguilar para Cesc terminó en saque de puerta. La jugada no invitaba a las dudas, pero Cesc pronto se dio cuenta de su error. Un pisotón por detrás -involuntario a priori- sobre Dubois iba a marcar el devenir del encuentro. El colegiado, Ruddy Buquet, en un principio le sacó amarilla, pero poco después atendió al VAR para rectificar su decisión y expulsar a Cesc. Fue el inicio del fin para el Mónaco, que cinco minutos después de la roja a Fàbregas recibió otra estocada en forma de gol. Memphis probó un disparo desde una distancia muy lejana y Lecomte, que pudo hacer algo más en el primer gol del OL, no pudo bloquearle el disparo al intentar atajarlo con el pie. Un 0-2 que cerraba una primera parte de poco fútbol, pero con un OL que, sin hacer demasiado, se iba con una ventaja y un jugador más al túnel de vestuarios.
La segunda mitad fue un monólogo de la primera. Jardim intentó buscar más dinamismo a la contra con la entrada de Boschilia pero el Olympique Lyonnais, con un jugador más en el terreno de juego, se dedicó a dormir el partido ante un rival que estuvo más preocupado de que no le indagaran la yaga a intentar reducir las distancias. Dembelé continuó ganando los duelos a Panzo, sobre todo en carrera y apenas hubo ocasiones en una segunda parte muy espesa. Lo positivo para Sylvinho es que su equipo, aunque por plantilla es inferior a la que tenía Génesio la temporada pasada, está mucho más compensado en los movimientos con o sin balón, algo que agradeció el OL en la segunda mitad, sosegando el encuentro sin posibilitar a que su rival tuviera opciones de transitar.
Todavía habría tiempo para el 0-3 de Tousart, al que Sylvinho le dio un rol de llegador siendo éste un medio posicional y respondió de la mejor forma posible. En definitiva, un Lyon que empieza con un entrenador que sí toma decisiones a diferencia de Genésio y un Jardim que se hunde con un equipo descompensado.