Fekir impulsa al Betis en el día de Rubén Castro
Un gol del francés sirvió a los verdiblancos para tumbar a Las Palmas. Los de Rubi ofrecieron un juego con poco brillo, a excepción de la estrella francesa.
Pocos futbolistas pueden congratularse por haber marcado 148 goles con un club. Rubén Castro lo hizo con el Betis y ayer recibió un emotivo homenaje como leyenda verdiblanca. Su emoción ante un Benito Villamarín rendido a él fue el punto de partida a un choque que tuvo menos brillo del deseado pero contó con la aparición de Fekir como mayor aliciente. El francés abrió la lata ante Las Palmas para liderar un triunfo bético que llama a la esperanza a poco más de una semana del inicio liguero.
Tardó poco el Betis en mostrar sus argumentos. Canales tomó los mandos y el canterano Raúl fue la referencia arriba a la espera de que Rubi tenga a Borja Iglesias a su disposición. Junto a él, Joaquín y Fekir se aliaron para crear peligro desde la segunda línea. Tardaron poco más de un cuarto de hora en asociarse con acierto: Joaquín recuperó el balón con su presión y cedió al francés, que batió a Josep Martínez con una definición perfecta que se asemejó a las que siempre ejecutó en el mismo escenario el homenajeado Rubén Castro. Poco más ofreció un primer tiempo que también dejó detalles de un atrevido Las Palmas.
Mejoró el conjunto de Pepe Mel en el segundo tiempo y creó oportunidades que se toparon con la figura de Dani Martín, la apuesta del Betis para la portería como variante a Joel Robles. Tras un primer cuarto dubitativo, se recompuso el conjunto de Rubi, que llegó con varias opciones de gol liderado por un insistente Canales y la verticalidad de Joaquín. Carvalho puso el temple y Kaptoum la valentía en una medular que mejoró respecto a duelos pasados.
Los cambios convirtieron el duelo en un ida y vuelta algo descontrolado. Tello buscó su opción con varios disparos y Lainez trató de encontrar espacios donde había muy pocos. Pepe Mel también lanzó un guiño a la afición bética y recibió otra emotiva ovación en una noche cuyo nombre propio fue Rubén Castro, el jugador que tantas alegrías motivó en este Benito Villamarín.