David Gallego, del campo de tierra a Europa en nueve años
Debutó en 2010 en el Sant Feliu Sasserra, de 600 habitantes. Un club de Preferente, sin césped, y ya extinguido, cuyo presidente explica cómo era el actual entrenador del Espanyol.
Es tierra de brujas y bandoleros, según la leyenda, y también de bosques, el municipio de Sant Feliu Sasserra, ubicado administrativamente en la comarca del Bages aunque por naturaleza forma parte del Lluçanès. Localidad de fábulas y también de reposo, con solo 600 habitantes repartidos por 22 kilómetros cuadrados. Hasta que, hace algo menos de una década y en las vísperas de aquel Mundial de Sudáfrica, llegó un ciclón de nombre David Gallego.
A sus 38 años, el hoy técnico del Espanyol se había retirado del fútbol en activo solo unos meses atrás, en Manresa, donde quizá en aquel enero de 2010 todavía colgaba la pancarta "Enjoy Gallego". Pero ya se había sacado el carnet de entrenador. Paralelamente, el Club Esportiu Sant Feliu Sasserra zozobraba en la cola de Regional Preferente, en los estertores de una categoría que pronto se convertiría en Segunda Catalana. Tenía uno de los pocos campos de tierra que quedaban en territorio catalán, de pequeñas dimensiones. Tan convulsa era la tesitura deportiva que despidieron a su técnico.
El presidente del club era Jesús Vilageliu, un empresario de la localidad, que recuerda perfectamente la situación, en charla con AS. "Aunque quedaba media temporada por delante, estábamos ya lejos de la permanencia, pero no queríamos renunciar a ella. Así que necesitábamos a alguien capaz de levantar al equipo", narra. Y concreta: "Algunos jugadores conocían a David. Fue uno de ellos, Miki, que vivía en Callús, cerca de Súria (la localidad natal y de residencia de Gallego), quien me dio el contacto. Y le llamé".
Sin ninguna experiencia, pero con todo el hambre del mundo, Gallego aceptó el reto. "Tenía muchas ganas de entrenar. Se le notaban, en cada sesión, en cada conversación. Hablaba mucho y estaba muy pendiente de todo el mundo y de todo cuanto sucedía a su alrededor", detalla Vilageliu, quien asegura que "le llegamos a fichar a algún jugador, y mejoró bastante al equipo en el juego, con un sistema muy alegre y ofensivo. Parecía que íbamos incluso a conseguir el milagro de la permanencia... Pero no pudo ser", lamenta aún quien fuera el presidente. "No fue culpa suya", remacha.
Vilageliu cree que, de haberse mantenido en Preferente, Gallego hubiera continuado en el Sant Feliu. Pero se marchó al Súria, al equipo de su pueblo, al que en 2013 logró ascender a Segunda Catalana. "Se le veían grandes maneras. Quería llegar lejos y lo ha conseguido. Ahora está en Europa", sentencia.
Si Gallego representa el final feliz de esta historia, el Club Esportiu Sant Feliu Sasserra ofrece la otra cara. La del fútbol modesto que, en ocasiones, agoniza. Nunca llegó el césped artificial solicitado a la Federació Catalana. Y, un par de años después del paso de Gallego, tras retirarse por edad algunos de los jugadores del pueblo, el equipo se extinguió. Sin embargo, será para siempre el origen de David Gallego