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VALENCIA

La lucha de Salva Ruiz: "Caí en el infierno y ahora pelearé para quedarme en el cielo"

El lateral Salva Ruiz relata a AS su historia de superación: "Cuando me diagnósticaron la enfermedad no tenía ni ganas de ver fútbol".

Salva Ruiz, junto al hotel del Valencia en Crans Montana.
DIARIOAS

Nadie le tiene que explicar a Salva Ruiz (Albal, 1995) lo que a cualquiera le puede cambiar la vida de un día para otro. La suya es una historia de los golpes que da el destino y, en paralelo también, lo difícil que es llegar a ser futbolista. Pero es a su vez un relato de superación personal y profesional. Salva Ruiz, considerado por muchos el mejor de su generación durante sus años en la Academia, tiene ante sí en Crans Montana la oportunidad de ser parte de la plantilla del Valencia, algo que en el verano de 2016 parecía escapársele para siempre y que en verdad era entonces lo de menos. Como él dice: “Caí al infierno y te aseguro que ahora pelearé al máximo por seguir en el cielo”.

Su calvario comenzó cuando se disponía a irse de vacaciones a Nueva York. “No paraba de salirme sangre por una muela y hablé de ello con los médicos, que en un principio tardaron en encontrar una explicación”. A Salva Ruiz le diagnosticaron en 2016 “aplasia medular”, una enfermedad que hace que la médula deje de producir todas las células de la sangre como plaquetas o glóbulos rojos. “Fue duro, más cuando me explicaron el proceso de cómo sería la recuperación, pero arropado por la gente que me quiere, tiré hacia adelante”.

Salva Ruiz, por contextualizar su vida antes del diagnóstico, debutó con el Valencia en Llagostera (2012); probó fortuna en calidad de cedido en Tenerife y también con el Granada en Primera; era internacional en todas las categorías inferiores de España; compañero de Gayà desde los 11 años y para todos los técnicos de la escuela de su época el lateral llamado a ser sustituto natural de Jordi Alba y Juan Bernat. “Mi historia también resume que lo difícil no es llegar sino mantenerse”, recuerda.

A Salva Ruiz, una vez le detectaron su enfermedad, le aguardó una larga temporada en Oncología del hospital. “Nunca me dijeron que no volvería a jugar al fútbol y a eso me aferré. Pero reconozco que durante parte de los dos años que tuve que estar parado, no me apetecía ver fútbol, me dolía no poder jugar, pero a su vez eso me ayudó a luchar”.

El Valencia se comportó con Salva Ruiz como un club señor. Le amplió su contrato durante el tiempo que estuvo convaleciente y cuando empezó a ver de nuevo la luz, Voro González le brindó un detalle que no olvida. “Me llamó y me dejó entrenar una tarde con el primer equipo y eso para mí lo era todo, porque aún no tenía ni tan siquiera el alta”. Otros dos momentos que no olvida: “Los primeros minutos que jugué tras la enfermedad en un amistoso contra el Alboraia con el Mestalla y el redebut contra el Lleida”.

Salva Ruiz, tras año y medio sintiéndose otra vez futbolista en Mallorca, donde logró un ascenso a Segunda y otro a Primera, lucha en partidos como el de hoy contra el Sion (18:45 horas, Gol) por ganarse una plaza en la plantilla de Marcelino. “En noviembre me dijeron que Longoria me estaba siguiendo, eso fue una alegría, y en febrero firmé hasta 2023”. La salida de Lato hace que el fútbol le dé otra oportunidad de ser parte del “equipo de mis amores”. “Solo he tenido cuatro días de vacaciones, pero esta oportunidad no quiero que se me escape”. En la web del club le han asignado ya el ‘3’. Una premonición. “Marcelino habla mucho conmigo, me da indicaciones para coger automatismos, pero no me ha dicho aún nada del futuro”.