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ATLÉTICO DE MADRID

Saponjic golpea a la primera

El serbio hizo su primer gol en su debut con el Atlético tras dejar buenas sensaciones. Un trabajador silencioso que vive para el remate. Paunovic y Oblak, apadrinaron su fichaje.

Saponjic celebra con rabia su gol en El Burgo de Osma.

Saponjic se estrenó con gol en su debut en el Atlético. El tanque serbio de 21 años ha sido el fichaje sorpresa de la dirección deportiva y, desde el primer minuto, el joven se ha obsesionado con devolver la confianza depositada en él. Fue un refuerzo sorpresa, pero meditado. El Atlético pidió consejo a Oblak y a Paunovic. El portero esloveno conoce a Saponjic desde hace años y tenía claro que su potencial encaja en la manera de concebir el trabajo de Simeone. El lugar idóneo. Además, el Atlético se apoyó en Veljko Paunovic, su técnico en la Sub-20 de Serbia, para tomar la decisión. Y después, ya con todo atado, el exjugador del Atlético ha guiado a ‘Sapa’ para que entrara con buen pie en un grupo con una filosofía bien definida. Le explicó lo que es el Atlético y la importancia de convertirse en un jugador útil para Simeone. Juegue lo que juegue tiene que transmitir siempre la sensación de estar listo. La obsesión que le inoculó es la importancia del día a día. A Saponjic eso no le asusta, más bien se identifica con esa pasión. Ha venido observando al Atlético desde hace tiempo y cree que su ADN futbolístico encaja. Le gusta contagiar con su entrega a la grada.

Es un ariete concreto, de muy pocas palabras y menos bromas. Sobre todo, en el campo. Tímido, pero valiente, no evita el roce, más bien lo contrario. Se observó en El Burgo de Osma, donde además del gol dejó algún recado a los defensas sorianos. Su talla le avala. Desde el primer día se ha entregado al trabajo físico, sin excusas. No quiere que nada le frene. En una de las sesiones de la semana un codazo suelto le abrió una pequeña hemorragia en la nariz, pero ni se inmutó. Está ante su gran oportunidad y no quiere que nada le frene. Con 15 o 16 años se le consideraba el niño prodigio de la cantera del Partizan y del fútbol serbio. Llegó el Mundial Sub-20 y fue el jugador más joven de la selección campeona del mundo. La temporada pasada el Anderlecht y el Ajax pidieron su cesión, pero las bajas que el primer equipo del Benfica tenía en la parte de arriba impidieron que pudiera salir. Cuando el Atlético apareció, no se lo pensó. Saltó al campo de El Burgo de Osma empeñado en agradar. Persiguió una jugada de Vitolo y, con la izquierda, tuvo la primera. El bote irregular le traicionó, pero no le afectó. En la siguiente no falló en el remate al primer toque. Antes dejó claras sus señas de identidad. Un aseado juego de espaldas y atención a los centros laterales. El Atlético quería hambre, un futbolista que viniera sin complejos apostando a crecer. El matador serbio está para lo que manden y sus cualidades son muy aprovechables en este equipo.