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QUÉ FUE DE...

¿Qué fue de Pedro? Aquel lateral que marcó en la remontada ante el Barça y ahora es frutero...

Pedro González tiene ahora 51 años y regenta una frutería en Logroño. Recuerda en AS lo que más le marcó como futbolista: "Lo mejor fue conoce a Luis Aragonés".

¿Qué fue de Pedro? Aquel lateral que marcó en la remontada ante el Barça y ahora es frutero...

Pedro González (51 años, Villarcayo, Burgos) disputó 113 partidos en Primera División repartidos entre Logroñés, Atlético y Sevilla. Fue un menudo lateral izquierdo de la década de los 90. Finalizó su carrera en Segunda División con el Alavés y el Extremadura. Los aficionados del Atlético le siguen parando por la calle por aquel golazo que metió de falta ante el Barça en el Calderón, en 1993-94. Hizo el 2-3 en el 55’, de un partido que acabó con remontada 4-3 ante el Barça del Dream Team. “En la primera parte nos pudieron meter 20 con Romario”, recuerda Pedro en AS. Eran otros tiempos. El Atlético por aquel entonces aún no se había quitado el cartel del pupas. Aquella temporada Gil puso a seis entrenadores en el banquillo y el objetivo acabó siendo eludir el descenso. Aún quedaban un par de años para el Doblete y años luz del vigente “partido a partido” del Cholo. Era otro Atleti. Y otro fútbol. En el que el lateral zurdo llevaba siempre el ‘3’ y todos los jugadores lucían botas negras.

Ése fue el fútbol en el que se ganó la vida Pedro. En el que conoció a Luis Aragonés, que le marcó como jugador y como persona. Un fútbol que dejó una legión de amigos y una multitud de recuerdos, más allá de las dos Copas del Rey que ganó como futbolista rojiblanco. Hoy se gana la vida como frutero en Logroño. “Yo como futbolista fui normalito. Hoy disfruto de mi trabajo. Los cambios son ley de vida”, subraya.

Pedro González madruga ahora de verdad y no cuando era futbolista, que los entrenamientos empezaban como muy pronto a las 10 de la mañana…

(Ríe) Ahora vivo otros tiempos. Al final uno siempre se acopla a rutinas. La mía ahora es levantarme a las 5 de la mañana y acabo a las 21:00 horas.

Eso sí que es sudar la gota gorda…

Paro a comer, la verdad. Es un negocio familiar de la familia de mi mujer y aquí estoy con ellos y con mi cuñado. Me gusta lo que hago, la verdad. Mi suegra viene sólo por la tienda cuando tenemos jaleo.

¿Cómo fue la transición de futbolista a 'currito' normal?

Bueno, poco a poco. A mí siempre me inquietaba hacer cualquier bobadita. Soy de madrugar y no estar parado. Muchos terminan su carrera en el fútbol y acaban arruinados. Pero la vida continúa. No es sólo lo que tú eras cuando dabas patadas a un balón. Yo ahora tengo una familia y unos hijos que están estudiando en Madrid. Mantener todo eso es un dineral. Vivimos de maravilla jugando al fútbol. Era el mejor oficio del mundo, pero el dinero se acaba para todos y en la vida no la podemos vivir con lo que hemos hecho en el pasado. Hay que currar porque si no haces nada el dinero tal como ha venido se marcha.

¿Qué estudian sus hijos?

Pedro INEF y Marcos medicina en Villanueva de la Cañada.

¿Qué tipo de clientela acude a su establecimiento?

Hay mucho futbolero, del Atlético y del Real Madrid. Últimamente me toman más el pelo, pero este verano los tengo moderadamente calladitos porque el Atleti está haciendo un equipazo. Al final tienes tu clientela y es gente amigable.

¿Le molesta que le hablen de fútbol?

No, al revés. Me gusta.

¿Cuál es su mejor recuerdo como futbolista?

Mire, mantengo la amistad con muchos jugadores y tengo muchísimos recuerdos. Pero he de decirle que mi mejor recuerdo por encima de las Copas del Rey ganadas con el Atlético, fue haber conocido a Luis Aragonés.

¿Era tan especial?

Es que a mí no me trataba como uno más. La gente que nos conocía como Carlos Peña, los jugadores y demás se sorprendían de la relación que teníamos. Era una relación de cariño. Eso me dicen Juanito o Quique Estebaranz que en los últimos años toda España conoció a ese gran Luis Aragonés con la Selección, pero que nosotros le disfrutamos. Y ojo. Yo disfruté con él sin que me diera bola en el campo (ríe). Xavi, Casillas y demás no le conocen la mitad de lo que le conocimos nosotros. Era una persona increíble. Insisto, lo mejor que me dio el fútbol.

¿Le siguen reconociendo como el que marcó aquel gol en la remontada ante el Barça?

Sí (risas). Fuera de broma. Ahora voy de vez en cuando al Metropolitano y la gente me tiene un cariño inmenso. Me recuerdan siempre por ese gol. Poco después llegó el Doblete, que yo no estuve, pero ese Atleti en el que estuve yo dábamos menos alegrías. Creo que por eso la gente las disfrutaba más. Es que ese partido contra el Barça fue la leche. Nos podían haber metido 20 goles en la primera parte.

Se fueron al descanso con 0-3. ¿Qué dijeron en el vestuario para dar la vuelta a la tortilla?

Nadie hablaba, nadie decía nada. Pero se dieron un cúmulo de circunstancias en aquel partido que convirtieron aquella noche en una de las más mágicas del Calderón. Pasamos de un posible penalti de Juanito al gol de Caminero a toda leche que supuso el 4-3. Ganar la Copa del Rey fue la hostia, pero ese partido también.

¿Qué ha aplicado de un vestuario en la trastienda de su frutería?

La enseñanza que me ha dejado el fútbol es que hay que trabajar todos los días. Yo he sido normalito en el fútbol. Pero hay que ser como en los estudios. Por mucho que seas un virtuoso, hay que llevarlo al día y trabajar.

¿Sigue teniendo contacto con la gente de aquella época?

Sí, con Juanito, Juanito, Quique Estebaranz, Toni, Vizcaíno, Gabi Moya, Antonio Acosta, Alfredo Santaelena…

¿Se llevaba bien con su competencia en el lateral, con Toni?

Sí. Somos amigos. ¿Por qué me voy a enfadar? El fútbol y la vida es así. Tienes que encajar más derrotas que alegrías. Apúntelo.

¿Ve fútbol en Logroño?

Voy de vez en cuando a Las Gaunas. Soy un enamorado de la ciudad. Llevamos años detrás del ascenso a Segunda, pero los playoffs son muy complicados. En un radio de 200km tenemos varias ciudades con equipos de Segunda División como Santander, Soria o Zaragoza. Sólo faltamos nosotros.