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QUÉ FUE DE...

¿Qué fue de Sietes? El jugador ermitaño, concejal, alcalde y ahora scout del Mallorca...

Recuerda en AS que Clemente le decía que no sacó todo su potencial. Era un lateral izquierdo al que le llegó la gran oportunidad con el Valencia demasiado pronto...

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¿Qué fue de Sietes? El jugador ermitaño, concejal, alcalde y ahora scout del Mallorca...

José Manuel Suárez Rivas (Sietes, 18 de febrero de 1974) tiene 45 años y vive en Rales (Asturias) aislado de mundanal ruido. Tomó el nombre de su aldea, Sietes (Villaviciosa, Asturias), como apodo futbolístico. Clemente le decía que no sacó todo el potencial que llevaba dentro. En la Eurocopa Sub-21 de 1996 jugaba con Raúl, De la Peña, Lardín, Mendieta, Santi Denia, José Ignacio, De Pedro, Morientes... Antic propició su salto a la fama en el Oviedo. Se convirtió en su lateral zurdo titular en la 94-95, lo que le valió el traspaso la temporada siguiente al Valencia de Luis Aragonés. Pero en Mestalla no pudo lucir como prometía. "Los futbolistas sentimos y padecemos como todas las personas. Me superó todo. No podía ni dormir por las noches. Echaba de menos mi tierra", recuerda en AS. 

Luego desarrolló su carrera en Primera con éxito en el Racing (siete temporadas) y también pasó por la Segunda con el Alavés, Real Murcia y Numancia. Incluso pasó un año en el Watford. 331 partidos en la élite y tres goles. Dio sus últimas patadas a un balón en el Lealtad de Villaviciosa (Tercera) y el Real Avilés (Segunda B). Luego montó una casa rural, fue alcalde de la pedanía de Rales y concejal del Ayuntamiento de Villaviciosa. Hoy en día trabaja como scout del Mallorca. Una labor que le permite vivir y disfrutar de Asturias, su patria querida...

¿Cómo le llamamos? ¿José Manuel? ¿Sietes?
En casa me llaman José. En los demás sitios, Sietes.

¿Cómo califica su aventura en el mundo de la política?
Fui concejal en el Ayuntamiento de Villaviciosa, pero duré poco (2011-12). Es un tema que me decepcionó.

Fue alcalde de Rales, ¿no?
Bueno, fui alcalde de una pedanía más que de un pueblo (2007-2011). Acepté más que nada porque soy el más joven y la gente de aquí no tiene recursos como conducir un coche. Lo hice para ayudar un poco.

¿Qué tiene su tierra que no se puede separar de ella?
Aquí me da un plus, una tranquilidad que siempre busqué también cuando era futbolista. Ahora estoy muchos fines de semana viendo fútbol. Hay gente que no entiende que habiendo estado en la cumbre prefiera la vida de pueblo.

Sí, es un poco raro. De estar en el fútbol top a ermitaño no es muy habitual...
Bueno, yo nunca fui un jugador top…

Ganó dinero, pasó por muchos equipos y se dedicó al mundo del fútbol ¿no?
Sí, eso sí. Estaba en Primera, pero también había una presión brutal. Tampoco llevaba muy bien el tema de la fama. Yo siempre añoré donde crecí y donde me críe.

Le costó abandonar de todas maneras esa forma de vida, la de futbolista porque acabó sus últimos años en el Lealtad y el Avilés…
Sí, correcto. Lo hice por estar en un vestuario y hacer un poco de deporte.

¿Ahora hace deporte?
Aquí hago un poco de bicicleta. A correr no salgo porque te salen ruidos por todos los sitios. Fui operado de pubis dos veces, problemas de fascitis plantar… Así que tiro de bicicleta de carretera que hay puertos muy guapos  y las carreteras son muy tranquilas. Apenas hay tráfico. Hago deporte para intentar estar un poco fino. Un deporte de forma moderada y viendo las montañas.

¿Cuándo se dio cuenta de que se tenía que retirar?
En el Watford, cuando fui operado por segunda vez de pubis. Sabía que la cosa no iba. Tenía 31 años. Ahí me vi cansado. Pero me llamó luego Andoni Goikoetxea en el Numancia. Me decía: “Tú no dejes el fútbol. Que el fútbol te deje a ti”. Y tenía razón. Jugué esos dos años en el Numancia, pero estaba cansado. Sobre todo, anímicamente. Tenía ofertas para jugar en Grecia y Chipre, pero empecé a sentir nostalgia y un vacío. No me vi haciendo la maleta. Y volví al pueblo y a entrenar al equipo donde empecé. En el Avilés tenía un año más de contrato y dije: “Lo dejo”. Me quedé de gerente y después como director general un par de meses.

¿Un futbolista es capaz de encarar la vida después del fútbol?
No aspiraba a grandes cosas. No me veía como entrenador, que es una cosa que no me atrae. Tienes que tener mucha capacidad y mano izquierda. Soy realista con lo que soy.

Y montó una casa rural, ¿no?
Sí, ahora la tengo alquilada. Mi idea era siempre volver a mi tierra y disfrutar de las pequeñas cosas.

¿Cómo salió lo de ser ojeador?
Empecé con Alfonso Serrano, en el Tenerife. Fue el que me animó: ¿por qué no empiezas a ver fútbol? Le dije que lo intentaría. Empecé hace cuatro años: vas viendo partidos, analizas mejor, vas creando tu bolsa de jugadores, lo que te gusta y lo que no… Yo como no tengo ataduras familares, pues es muy cómodo para mí. En diciembre acabamos contrato y surgió la oportunidad del Mallorca.

Llegó con un pan debajo del brazo y el ascenso a Primera…
Sí (ríe). Llevo toda la zona del norte. Todos los equipos de alrededor de Segunda División, la zona del norte de Portugal, el País Vasco… Y en el extranjero Holanda y Francia.

¿Qué tal con los idiomas?
Mi inglés es un poco de Martínez Soria (risas). Pero me hago entender y me entienden.

¿Es verdad que los ojeadores se fijan en más detalles de lo que ven sobre el terreno de juego?
Hoy en día parecemos el CSI (risas). Recoges información de todo. Si lleva una vida ordenada o no. El rendimiento del futbolista muchas veces va de la mano con su vida personal. Hay veces que hacen un año espectacular y luego bajan de repente. Pero los futbolistas son personas. Pueden acusar el cambio de ciudad o pueden tener problemas con la novia o con alguien de su familia. Los futbolistas sienten y padecen como todos.

España ganó la Eurocopa Sub-21 de Italia. Usted estuvo a punto en 1996. Cayeron ante Italia en la final...
Sí. Fallaron Raúl y De la Peña en los penaltis. Los dos iconos de aquella Selección. Había un equipo muy bueno. Luego estuvimos en los Juegos Olímpicos de Atlanta y nos eliminó la Argentina de Simeone, Ayala, Chamot, Zanetti, Piojo, Crespo, Muñeco Gallardo, Almeyda… Aquella Argentina que luego perdió la final con Nigeria, con gol Amunike. Un equipazo.

¿Qué pasó para que su carrera no fuera como apuntara?

Tengo una frase que me sigue diciendo una persona mayor, que fue quien me cuidó: “Tenías el As y tres reyes de la Baraja y… ¡perdiste la partida!”. Me decía: “¿Qué tenía el pueblo? Lo tenías todo en Valencia y sólo pensabas en volver a Asturias”. Luego fui al Racing por estar cerca de mi casa cuando tenía propuestas de Espanyol o Betis. Estaba a hora y media de casa en coche y eso me tranquilizaba. Sabía que si me iba lejos como en Valencia, no iba a rendir.

Pero luego fue a Murcia, ¿no?
Eso ya fue con 29 años. Tuve que trabajar eso de estar lejos de casa con un psicólogo.

¿Tan dura era la morriña?
Sí, siempre me han tirado mis raíces. Y eso posiblemente me ha perjudicado en mi vida profesional. Con 45 años no lo he conseguido superar. He tenido la oportunidad de irme fuera y no me he ido.

Ser valiente es aceptar lo que a uno le pasa también. ¿Le siguen reconociendo por el norte?
La gente se acuerda de mí en Santander. En Asturias no tanto, yo salí del Oviedo con 20 años y no volví a jugar. Pero es que estoy más a gusto con el anonimato. Cuando la gente me dice algo, me siento incómodo. Veo que hay gente que les hace ilusión esa fama, pero a mí no.

Vaya Oviedo en el que estuvo con Prosinecki en sus buenos tiempos…
Un equipazo, sí. Además de Prosinecki estaban Berto, Oli, Carlos, Jokanovic… Y a Radomir le estaré eternamente agradecido. Ellos fueron los que me ayudaron a subir hacia arriba.

¿Fue Antic el técnico que más le marcó?
El que te da la oportunidad es quien más te marca. Yo iba a ver los partidos del Oviedo como aficionado. Eran mis ídolos. Y de repente un día te llama el míster. Siempre lo recordaré cómo me lo dijo: “Sietes, ¿cómo estás? Vas a empezar a entrenar con nosotros”. El corazón me salía por la boca porque el domingo anterior había estado en la grada. Ahora está mucho más normalizado que los futbolistas de cantera suban. Pero en mi época no. Radomir me dio muchos consejos. Al principio yo jugaba en el mediocampo, pero fue él quien me pasó al lateral izquierdo. Tenía llegada y recuperaba bien físicamente. Al principio me hacía jugar con el 11 a la espalda y me alineaba como lateral para que pensara con vocación ofensiva. Me decía: “Tienes a Alberto contigo para cubrirte. Piensa en subir, en atacar”.

¿Hay algún lateral zurdo en la actualidad que le guste especialmente?
Reguilón por ejemplo me gusta mucho. Además se le ve un jugador fuerte porque no es fácil subir y bajar del primer equipo y al Castilla. Ha mantenido la regularidad. Me tocó hacer muchos informes de él cuando estaba en el Castilla. Me gusta bastante.

¿Qué consejo le daría usted a un joven chaval que empiece en esto del fútbol profesional?
La toma de decisiones es muy importante. Para acertar tienes que equivocarte. Lo más importante en un jugador de fútbol no es el trabajo diario en el equipo, voy un poco al entrenamiento invisible: cuando tú no estás en el grupo y estás en casa. Depende de quién estés rodeado. La familia es lo más importante y me refiero a los hábitos de descanso y la alimentación para poder competir a tope. No compites sólo el día del partido. Compites en los entrenamientos. El fútbol es un deporte colectivo, pero a la par egoísta. Con el que entrenas al lado es el primero que quiere quitarte el puesto. Lo primero es entrenar bien y estar al 100% tienes que tener una vida ordenada. Y, por supuesto, que el halago es lo que más debilita. Tenía entrenadores que me decían que no saqué todo mi potencial.

¿Quién por ejemplo?
Entre ellos Clemente. Siempre me quería llevar donde estaba. Pero lo de Valencia no me salió bien. No fui feliz. Estuve mal. Me cogió con 20 años y me pudo la presión. Si me hubiese pillado con 26, a lo mejor hubiera dado un rendimiento bueno. Me pudo la presión. No me enseñaron lo que iba a encontrar en esas situaciones. El estadio, salir del campo y encontrarte 20 micrófonos al acabar los partidos. Me pudo todo. Sólo deseaba que llegara el verano y la Navidad para volver a mi tierra.

¿Qué es lo que sentía exactamente?
Salía con una presión desorbitada. No dormía, tenía diarreas... En fin, lo pasé mal. Me acuerdo que ir a la Olimpiada me lo tomé como una faena porque acabé la temporada con el Valencia y me quedé sin vacaciones.

Bueno José, muchas gracias por abrirse y recordar su carrera en AS.
Gracias a ustedes. Cuando quieran, vengan por Asturias, que es una tierra fantástica.