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REAL SOCIEDAD

Merquelanz vuelve a jugar 316 días después de su grave lesión en Eibar

El extremo irundarra se lesionó de gravedad la pasada temporada, a los pocos segundos de debutar en Primera.

Merquelanz vuelve a jugar 316 días después de su grave lesión en Eibar
MANIX DIAZ DE RADADIARIO AS

Martín Merquelanz vuelve a pisar un terreno de juego para disputar un partido de fútbol casi un año después. Han pasado 316 días desde que se lesionara de gravedad en Ipurua contra el Eibar, la noche que debía ser la más feliz de su carrera deportiva, y que se convirtió en toda una pesadilla para el joven extremo irundarra. Merquelanz jugó toda la segunda parte del primer amistoso de la pretemporada txuri-urdin en Azpeitia contra el Lagun Onak. No jugaba desde el 1 de septiembre del año pasado.

Aquella noche Merquelanz debutaba en Primera división. Tenía que ser una noche inolvidable para él. Salió cuando el partido ya claudicaba. Asier Garitano necesitaba chispa en ataque para busca un empate que acariciaba la Real en el derbi gipuzkoano contra el Eibar. Pero apenas duró un minuto sobre el césped. En el primer balón que intentaba tocar, la rodilla se giró mal y se le rompió. Ipurua enmudeció. Hasta la afición local entendió la gravedad del asunto. Un chaval de 22 años que cumplía su sueño entraba en una pesadilla. Sobre todo porque unos meses atrás ya había sufrido una lesión parecida y había logrado recuperarse a tiempo para llegar a la pretemporada de Garitano y hacerse un hueco en el primer equipo.

A partir de ese momento comenzó una nueva batalla para este joven irundarra: recuperarse de su segunda lesión grave de rodilla. Con una fuerza de voluntad, entereza y optimismo fuera de lo común, Merquelanz trabajó día a día en su recuperación, con eL objetivo de poder llegar al final de liga. Lo consiguió, pero los médicos le frenaron. E Imanol Alguacil, a pesar de que terminó el curso entrenando con el grupo, no se atrevió a convocarlo siquiera. Había que ser prudentes y guardar su regreso para la siguiente campaña. Merquelanz volvió de vacaciones como un toro. Tiene hambre por jugar, por recuperar el injusto tiempo perdido este último año en el que había estado por primera vez con el primer equipo. Apunta a salir cedido, debido al overboking que hay en ataque, pero está dispuesto a demostrar que tiene sitio.

Y empezó en Garmendipe, donde volvió a jugar 316 días después. Lo hizo en la segunda parte, cuando el partido ya estaba encarrilado con 0-3. Salió con el equipo que Alguacil alineó tras el descanso, partiendo desde la derecha para jugar a pie cambiado, como hacía en el Sanse con el oriotarra. Y lo hizo bien. Se mostró participativo, activo, ágil, inquieto, rápido. Lo corrió todo. Lo peleó todo. Hasta lo que no había que pelear. Tuvo una ocasión de gol, dio varios pases de gol entre líneas que no aprovecharon sus compañeros, regateó, se desmarcó en velocidad y provocó el penalti que luego Willian José transformaría para dejar el resultado en 0-5. Fue un feliz regreso de un jugador llamado a tener un sitio en la Real, pero cuyo futuro ahora es una incógnita. De momento, ha vuelto. Y eso ya es una gran noticia. Bienvenido de nuevo, Martín.