Antoine Griezmann, el niño de las 'calabazas' en Francia
Antes de triunfar en la Real, fue rechazado por Auxerre, Lyon, Sochaux, Saint Etienne y Metz. En un torno que jugó con el Montpellier, fue descubierto por Eric Olhats.
Antoine Griezmann luce un tatuaje en su muñeca: "Haz de tu vida un sueño y de tu sueño, una realidad". La cita es de Antoine Saint-Exupery, el escritor de El Principito, su apodo. Pero más que por el libro, puede tener que ver con lo que el francés tuvo que luchar en su infancia para triunfar en el fútbol. Pocos futbolistas se habrán llevado tantos reveses en su carrera como Griezmann, que después de jugar como crío en el Charnay-les-Macon y en el Union Football Maconnais, fue rechazado por la mayoría de equipos de renombre en Francia.
Primero, en el Auxerre, aquel club que vivió su esplendor con Guy Roux en el banquillo y que vio cualidades pero no se lo quedó. El Lyon, club del que Griezmann era seguidor, también le dijo que no después de estar un año yendo a entrenar a la Plaine des Jeux de Gerland. Sochaux y Saint Etienne le rechazaron. El último en hacerlo fue el Metz, club que también rechazó en su día a un tal... Michel Platini. La razón para descartar a Griezmann casi siempre era la misma: su frágil aspecto físico. Eso invitó al padre del jugador a hacerle unas radiografías en la muñeca en el centro de promesas de Vichy para evaluar cuál podía ser su crecimiento.
Hasta que al fin llegó su oportunidad. Griezmann viajó a París con el Toulouse para jugar la Challenge Bernard-Brochard en el Camp des Loges (Saint-Germain-en-Laye) donde suele entrenar el PSG. Fue allí donde Griezmann conoció a Èric Olhats, el hombre que le llevó a hacer una prueba a la Real Sociedad... La historia de Antoine Griezmann, el chico que había sido rechazado por media Francia por su frágil aspecto, iba a empezar a cambiar.
