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Riera y Castaños, pioneros que abren el camino a Europa

Ambos estaban en el equipo que jugó la Copa de Ferias en la 61-62. "En Belgrado bajo la nieve nosotros no éramos capaces de darle al balón”, dijo Castaños.

Riera y Castaños.
Gorka Leiza

Ginés Castaños nació en 1938 y Julián Riera en 1940, año en el que el Espanyol alzó su segunda Copa del Rey. Un presagio para dos futbolistas criados en los barrios de Sant Andreu (Barcelona) y en Mercantil (Sabadell) que tienen el honor de formar parte de la plantilla que debutó en Europa en la temporada 1961-62. "Éramos los niños", recuerdan rebuscando en su memoria y en los libros de historia que aún conservan. Ambos aprendieron a jugar en la calle y el fútbol les hizo vivir una etapa de comodidades entre "amigos que se levantaban a las seis de la mañana para trabajar 12 horas en las fábricas".

Ha llovido y sobre todo nevado desde aquellas aventuras, en especial la que vivieron en marzo de 1962 ante el Estrella Roja en Belgrado, una dura eliminación (5-0) a cinco grados bajo cero y bajo una nieve primorosa. "No éramos capaces de golpear el balón y ellos demostraron tener más fuerza", recuerda Castaños, extremo rápido y "furioso", como matiza Riera. Allí, sepultado por los copos blancos, quedaron las esperanzas del primer Espanyol europeo. Pero el camino arrancó meses antes.

Para Riera y Castaños, el Hannover y el Birmingham, los primeros rivales del Espanyol, eran "los alemanes y los ingleses", como si los partidos se tratasen aún de una batalla territorial en plena II Guerra Mundial. Y es que así vivían los partidos en los 60. "Cuando salías al campo, tu defensor te solía decir dos cosas. 'Estás muerto' o 'hoy no va a ser tu día'. Si te amedrentabas, no tocabas una y te inflababa a golpes", explica Castaños. "Hoy en día, no duraríamos ni diez minutos en el campo", añade Riera, lateral con 138 partidos en el Espanyol y que también participó en la edición europea de la campaña 1965-66.

Riera, Castaños y Alberto Martínez.
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Riera, Castaños y Alberto Martínez.Gorka Leiza

El Espanyol eliminó al Hannover por 0-1 y 2-0 en los deiciseisavos de final, partidos en los que ambos no participaron. "Bartolí, Sastre y Dauder eran los jefes. Los defensas siempre mandaban en el vestuario", destaca Castaños, protagonista de la segunda eliminatoria ante el Birmingham. El Espanyol, dirigido por José Luis Saso, ganó 5-2 en Sarrià con un gol de Castaños. En la vuelta, y debido a la mala situación en la Liga, Ricardo Zamora hizo de entrenador y los pericos perdieron (1-0) pero pasaron de ronda. Hubo cuatro expulsados en aquel partido y Riera fue de los más destacados. "La gente en Sarrià era un poco rara, muy pasional, si no jugabas bien te abroncaban... A mí me silbaban mucho", reflexiona Riera, a quien le viene a la memoria un compañero con "pánico" a los aviones y en aquella edición lo pasó mal. "Lo mejor eran los viajes...", asegura, enigmático, Castaños. "Jugábamos a las cartas", dice Riera.

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Gorka Leiza

Pero la primera participación en Europa tuvo otra cara. El equipo pagó el peaje con el descenso liguero, sumido también el club en una crisis institucional que se trasladó al terreno de juego. Hasta tres entrenadores pasaron por el banquillo sin reanimar al equipo y el Valladolid les descendió en la promoción. Al año siguiente, Castaños, con siete goles, y Riera, con 12 partidos, ayudaron a recuperar la máxima categoría. "En nuestro época, éramos un equipo respetado, de clase media alta", apunta Castaños, quien junto a Riera son los primeros pericos en abrir el camino europeo.