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MUNDIAL FEMENINO

Así funciona el sistema de multas de la selección de Argentina; ni el presidente Macri se salvó

Lo que empezó siendo una forma de recaudar para comprar un equipo de sonido es un código de disciplina para jugadoras, delegación y visitantes; éstos dos últimos son los que más pagan.

Estefanía Banini, junto a su compañera María Potassa.
CHRISTOPHE PETIT TESSONEFE

Empezó siendo una forma de recaudar dinero para comprar un aparato de sonido inalámbrico para escuchar música durante los viajes en autobús o en el vestuario y ha acabado siendo un código disciplinario que funciona a pleno rendimiento en el Mundial. El sistema de multas implantado en la selección argentina femenina de fútbol es una de las peculiaridades de este Mundial de Francia. 

¿Se imaginan a Messi pagando una multa por usar su móvil durante una concentración con Argentina? Pues esto es lo que les sucede a las internacionales argentinas si caen en la tentación de mandar un whatsapp. Esta es la norma más rígida que se autoimpusieron las futbolistas, aunque con el paso del tiempo se ha ido flexibilizando. Antes había una restricción que impedía usarlo en cualquiera de las comidas, ahora se permite su uso solamente durante la merienda.

Por cada falta, un euro

En su código de multas se castigan las faltas que se comentan, que se pagan a 50 pesos (1 euro). Con 50 pesos se puede comprar en Argentina 3 litros de leche. La recaudadora y encargada de llevar la 'caja' de las multas es Miriam Mayorga, conocida con el mote de 'La Doc', por ser además de futbolista, doctora. 

El presidente Macri, la multa más alta

Curiosamente, la mayor parte de la recaudación procede de las multas impuestas a los integrantes de la delegación argentina y a los visitantes. Las jugadoras son las que menos infringen las normas. Uno de los que recibió la multa más alta fue el presidente de la República Argentina, Mauricio Macri. Tuvo que pagar 500 pesos por retrasar su visita a la delegación argentina antes de partir a Francia un día más tarde del día fijado. 

Pese a estar ya prácticamente eliminadas del Mundial, las argentinas siguen dando de qué hablar con sus reivindicaciones para ser consideradas en su país como profesionales. Las multas autoimpuestas son una forma de ganarse ese estatus y ese respeto.