Un primer día de renovaciones casi a ciegas en el Espanyol
AS pulsó el ambiente entre los primeros abonados del Espanyol para la temporada 2019-20, entre ellos Ramon Toll, con el carnet número 17.
“Yo leí que me descontaban un 75 por ciento”. “Yo no lo entiendo así”. “¿Habéis podido probarlo en el simulador?”. “Bueno, que ahora nos lo expliquen”. La conversación entre varios pensionistas, que habían desafiado la lluvia para acercarse hasta el RCDE Stadium, se sucedía en la cola del Punt d’Atenció al Soci, en las primeras horas de la campaña de renovación de abonos. AS conversó con algunos de los primeros abonados del Espanyol para la temporada 2019-20.
“Me ha salido bastante bien de precio, parecido al año pasado, aunque no sabía que al abono había que sumarle el precio de otro carnet de socio”, reconocía Antonio Vitoria, con el carnet número 9.780. A su salida, mientras recogía el paraguas para protegerse de la tormenta, el 12.187, Robert Martínez, coincidía a grandes trazos: “Yo estoy jubilado y más o menos calculaba lo que ha sido”. Y añadía: “Pero con mi nieta, que tiene diez años, sí me he quedado sorprendido porque sale muy bien de precio: con un 75 por ciento de descuento por un lado en el abono y un diez por ciento de antigüedad por otro”.
Y de la niñez a la veteranía. Alfombra roja para el socio (y abonado) número 17 del Espanyol, Ramon Toll, con carnet nada menos que desde 1946. “Pago más que el año pasado”, confesaba a este periódico, “aunque estoy en una buena localidad de Tribuna”, matizaba. Y completaba: “No lo esperaba: la temporada pasada pagaba unos 460 euros y ahora, unos 40 más”.
Con el 18.923 recién entregado por el Espanyol nos atendía Rubén Montero, gratamente sorprendido: “Hay muchos descuentos, por edad, por antigüedad de socio, por estar en una peña y por haber asistido a todos los partidos. Pago 141, la temporada pasada tenía dos carnets que me costaron más de 500 euros”, aseguraba.
El común denominador es que, con los numerosos sistemas de descuentos, los socios acudían prácticamente a ciegas a renovar. Pero que salían en su mayoría satisfechos. Y dispuestos a disfrutar con el retorno a Europa.