Las cuatro estaciones de Rubi
El culebrón de su marcha se convierte en el cuarto capítulo de su imborrable paso por el Espanyol, tras un inicio histórico, un bajón terrible y un final formidable.
Una semana después de que en el Espanyol tuvieran constancia del acuerdo entre Joan Francesc Ferrer 'Rubi' y el Betis, se han desencallado las negociaciones para abonar su indemnización y percibir las primas por clasificación europea. Sin embargo, siguen faltando detalles como los plazos de pago, por lo que este tira y afloja se convierte en la cuarta estación de un año inolvidable en todos los sentidos.
La etapa de Rubi en el Espanyol se recordará por este final amargo, por haber sido mucho más breve de lo que se preveía cuando hace apenas 17 días se festejaba el retorno a Europa tras 12 años de ausencia, pero también por un año de ilusión. Fue lo que retornó a su llegada, tanto a la plantilla como a la afición en general, por sentirse identificado con el proyecto y con un estilo de juego mucho más alegre y atractivo de lo que venía sufriendo la grada. También retomó Rubi el rol protagonista de los canteranos y acabó por revalorizar casi a la totalidad de una plantilla a la que hizo creer poco menos que en lo imposible.
Y la demostración de esto último fue la increíble racha con la que inició el Espanyol el campeonato de Liga, con 21 puntos en 11 jornadas y una segunda plaza que, eso sí, se esfumó tan pronto como llegó la inercia negativa, de nueve derrotas en diez partidos, que muy probablemente no habría aguantado Rubi (o cualquier otro entrenador) en ningún otro club.
Pero confió en él la cúpula, especialmente el área deportiva, y respondió con solo dos derrotas en las últimas 16 jornadas. Ninguna, de hecho, en nueve jornadas finales en que sumó el Espanyol 19 puntos sobre 27 para remontar el vuelo y entrar en Europa. Un éxtasis que duró poco, lo que tardó el club en tener constancia de que su entrenador negociaba con el Betis. El resto es historia.