El banquillo del Girona en Segunda tritura técnicos
En los últimos nueve cursos estuvieron diez entrenadores. Agné (2010-11), Rubi y Machín, los únicos que vivieron un curso entero. El club busca uno que de estabilidad.
El Girona está tratando de atar cuanto antes al entrenador para la próxima temporada, Francisco, Julio Velázquez y Vicente Moreno están en la agenda de Quique Cárcel, y la intención de la entidad rojiblanca es firmar a un técnico que devuelva la estabilidad. En Segunda se necesita serenidad para competir a un buen nivel y hallar la regularidad, pero en el último periplo del Girona por la categoría de plata del fútbol, el banquillo ha quemado a muchos técnicos. En nueve temporadas, hasta diez entrenadores distintos han dirigido al primer equipo gerundense.
En la campaña 2008-09, la del regreso a Segunda tras dos cursos en Tercera y uno en Segunda B, pasaron hasta tres técnicos por el banquillo del Girona. Raúl Agné la inició, pero a final de temporada se hicieron con el equipo Javier Salamero, primero, y Miquel Olmo, después. Al curso siguiente se confió en Cristóbal Parralo, pero nueve partidos después se le dio el equipo a Narcís Julià.
Ya en la 2010-11 se volvió a llamar a Agné para tratar de dar estabilidad al primer equipo y funcionó porque se logró la permanencia de manera holgada. Pero la montaña rusa rojiblanca volvió a funcionar una temporada después, el equipo no obtuvo los resultados deseados en los 20 primeros encuentros y la directiva optó por cesar a Agné y firmar a Uribe. El curso fue para olvidar y el técnico asturiano solo duró 11 partidos. Fue entonces cuando Salamero volvió al rescate para sellar la permanencia. Después de ello, el club quería dar continuidad al cuerpo técnico y se ofreció la renovación a Salamero, pero no aceptó y la solución pasó por confiar Rubi, que era el segundo entrenador. Fue un acierto porque en la temporada 2012-13 se llegó a la final del playoff de ascenso a Primera y se empezó a vislumbrar el camino a Primera. El Almería evitó que se hiciera historia. El curso no pasó desapercibido para nadie, Rubi se colocó en el escaparate y se marchó al Barcelona.
El Girona se vio obligado a reinventarse, una vez más, y la 2013-14 volvieron a pasar tres entrenadores por el banquillo: Ricardo Rodríguez, Javi López y Pablo Machín. El fichaje de este último fue para enmarcar porque primero salvó al equipo del descenso a Segunda B, le dio un estilo de juego propio y se logró la estabilidad anhelada. Además, se disputaron dos playoff de ascenso de forma consecutiva y a la tercera, en la 2016-17, se subió de manera directa.
Ahora el Girona busca un 'nuevo' Machín que haga que el conjunto rojiblanco sea reconocible y competitivo y logre el ascenso a Primera más pronto que tarde. En los últimos nueve cursos que ha estado el club gerundense en Segunda ha tenido a diez técnicos distintos (Agné y Salamero repitieron en distintas etapas) y quieren a uno que intente hacer carrera. Machín fue el último que tuvo continuidad y se alcanzaron todos los objetivos marcados.