Adiós a las tardes de pesadilla en Gran Canaria
Las Palmas y Almería, vencidas por un partido tedioso. El público local despidió a Momo con una ovación que huele a despedida.
Hace tanto tiempo que Almería y Las Palmas tiraron por la borda la temporada que cuesta incluso hacer memoria. Más importante incluso que los puntos, ayer tenían que poner en juego su orgullo. Ocurre que el poquito que les quedaba lo dilapidaron en el primer tiempo. A falta de una jornada para que termine la temporada, este final se les hace eterno, purgando así sus pecados. Especialmente los de Las Palmas, que aspiraba a comerse todo para acabar pasando hambre, hasta hace bien poco mendigando la salvación.
Clasificación | PTS | PG | PE | PP |
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Fue este un duelo de chispazos, pocos, en el acto inicial. Como los del joven Cedrés, que en apenas un minuto, cuando no se habían jugado ni 10, marró una clara ocasión y después estampó el balón en larguero. Por si quedaba alguna duda, su presencia en el primer equipo la próxima temporada está más que justificada.
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Ofrecían Las Palmas y Almería un ritmo vivo pero sin acierto. Rubén Castro insistía en despedirse este curso de su público a lo grande; así, en el minuto 23 se le anuló un gol por una falta clara, y 10 después mandó el balón a la cara de Fernando con todo a favor. Incluso tiró un balón al palo.
Sopor. La segunda parte fue, en cambio, una oda al sopor. El partido se durmió, anestesiados como parecían ambos equipos, creyendo haber justiciado su comparecencia en los primeros 45 minutos. Apenas tuvo la UD una aproximación digna a la portería de Fernando, casi el 1-0, y fue durante un barullo en el área tras una internada de Timor.
En clave ya del próximo curso, casi pretemporada, Pepe Mel dio entrada a Kirian y Carlos González, dos de las gemas del filial. Cambió a Momo, ovación con sabor a despedida. Con ellos llegó el ocaso de un partido para olvidar, otro más, en el Estadio de Gran Canaria. Adiós a las tardes de pesadilla en Siete Palmas, al menos hasta agosto.
Protestas dentro y fuera del estadio
En el último partido de la temporada en el Estadio de Gran Canaria hubo más interés fuera del recinto y en las gradas que en el propio césped. Cientos de aficionados se congregaron en Fondos de Segura, a propuesta de Ultra Naciente, para protestar. El “¡Ramírez, vete ya!” volvió a escucharse con fuerza. Dentro, la peña Germán Dévora fue notablemente abucheada.