El Racing tiene una cita con la historia en Son Malferit
Su pequeño campo es el mejor arma del Atlético Baleares. La eliminatoria está completamente abierta, debido al empate sin goles de la ida.
Han pasado 56 años desde que el Atlético Baleares jugara por última vez en Segunda División, fue en la temporada 62-63 y sólo 90 minutos separan a los baleáricos de una gesta que se les ha negado cada vez que han tenido la posibilidad, dos de ellas en la última década. El empate a cero de la ida logrado en el Sardinero obliga a los blanquiazules a ganar el partido y cualquier gol del Racing complicaría mucho las cosas. Para la cita, Manix Mandiola no puede contar con los sancionados Peris y Hugo Díaz, expulsado hace una semana en Santander, pero con relevos de garantías. EI dios del fútbol escribe recto con renglones torcidos y hoy, por ejemplo, la puerta de acceso al fútbol profesional es un campo en el que bajo ningún concepto LaLiga dejaría jugar partidos de Segunda. Exactamente igual que lo que le sucedió hace cinco años en Llagostera. Son Malferit, el campo en el que juega el Atlético Baleares, es pequeño, con apenas gradas, pero no llega ser el bochorno del Municipal de Llagostera.
El pasado fin de semana, sobre un tapiz impecable y de dimensiones razonables, Manix Mandiola atrincheró a sus futbolistas y apenas dejó ver nada de lo que son capaces. Se limitaron a defender el 0-0. Les salió bien..., pero se llevó un resultado con trampa, ya que si el Racing marca en Son Malferit (y casi siempre lo hace) se verá obligado a hacer lo que no le gusta: arriesgar.