Gaizka Toquero, el eterno escudero de Llorente
El jugador vitoriano hizo historia en el club bilabaíno y la afición le animaba en San Mamés al grito: "Ari, ari, ari, Toquero, lehendakari"
Gaizka Toquero siempre ha sido un portento físico, pero la edad y las lesiones no perdonan. El delantero vitoriano deja el fútbol con 34 años por problemas en la rodilla derecha en el seno del Real Zaragoza en una última campaña para olvidar. No se viste de corto desde la temporada 2017-18, en la vuelta de la semifinal de promoción de ascenso ante el Numancia en La Romareda. El pasado verano fue operado de su articulación derecha, pero la maquinaria ha dicho basta.
Se va el eterno 2 rojiblanco, un número atípico para un delantero que se fraguó en el fútbol de bronce. Curiosamente Kodro ha heredado su dorsal en su misma posición. Primero, Toquero pasó por la cantera del Alavés, luego por la de la Real, pasando por el mítico Lemona de Segunda B que gobernaba Iñaki Alonso. Al lado de la Cementera no marcó ni un sólo gol en todo el año, pero embrujó por su entrega sin cuartel, su verticalidad y sus centros en carrera desde la banda derecha, de los mejores futbolistas en este apartado. Se enroló en el Sestao River y Joaquín Caparrós, que fichó a un imberbe Ibai Gómez desde Las Llanas, se fijó en aquel pizpireto punta de escaso pelo, donde anotó 5 tantos. Preguntó por su edad y le comentaron que tenía sólo 23 años. El Athletic ya lo tenía en cartera, pero fue el Eibar quién se decidió y lo captó para el Eibar en Segunda División. Un paso previo para que el Athletic, esta vez sí, le fichara abonando medio millón de euros al club armero en aquel mismo mercado invernal.
Toquero se metió rápidamente en el bolsillo al público de San Mamés. Le arrebató el puesto del escudero más aventajado de Fernando Llorente a Ion Vélez. Le hacía el trabajo sucio al actual 9 del Tottenham. No cesaba de percutir, de saltar, de incordiar e incluso aumentó sensiblemente su cifra goleadora, algo que le había servido de tope anteriormente. Sus carreras imposibles llegando hasta la línea de fondo fue parte del paisaje de su legado en Bilbao. Denominado, por tanto, 'lehendakari', este hijo de padres con negocio carnicero, disputó 207 partidos, repartidos en 7 temporadas, anotó 25 goles (8 goles en su segundo año como mejor estadística). Celebraba sus tantos emulado a John Cena, un homenaje a su deporte favorito aparte del fútbol, el 'pressing catch'.
Cuando salió del Athletic se fue a su casa, a Vitoria, donde reside habitualmente, con el Alavés. Ascendió a Primera y marcó 9 en 39 partidos. En el Real Zaragoza ha acabado su ciclo cerrando el círculo de su notable carrera, donde ha dejado muchos amigos por su carácter afable y su manera de hacer vestuario.