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BARCELONA

La continuidad de Valverde depende de la defensa de Messi

Es difícil escrutar a Messi pero si se posiciona con Valverde, Bartomeu se jugaría la estabilidad del vestuario si prescinde del técnico.

Valverde y Messi.
Valverde y Messi.

Hace años que el Barça se entregó a Messi. Decisivo con Guardiola, dominante con Tito, neutro con Martino, ganador de su pulso con Luis Enrique y cómodo con Valverde, su poder ha ido aumentando hasta quedar como capitán, referente y termómetro de un club en el que no se da un paso relevante sin consultarle. Messi va cumpliendo con espectaculares números individuales cada temporada. También con títulos (el Barça no se queda en blanco desde la temporada 2013-14). Pero eso no basta en Europa.

Ahora que se habla tanto de estilo en el Barça, se dice menos que nadie lo ha condicionado más que Messi. Seguramente porque si hay que regresar al más puro ADN Barça, ¿habría que prescindir de Messi? Sus 31 años y sus licencias defensivas han obligado al equipo a no poder presionar tan arriba y a protegerse más. El Barça también es menos coral. Con Messi jugando para el Barça, el club ganó tres Champions en cinco años. Con el Barça jugando para Messi, una en los últimos ocho. No hay jugada de ataque del Barça que no tenga como objetivo acabar en Messi para que luego decida si acelerarla, ralentizarla o terminarla. La dependencia llega en ocasiones a límites ridículos. Pura obsesión en un equipo personalista y de autor. Asumirle los méritos del triunfo y exculparle de los fracasos no parece proporcionado ni, en muchos casos, valiente.

Pero si en los éxitos todos miran a Messi, en las crisis, más. Completamente frustrado después de Anfield , su papel en las próximas semanas será clave para entender qué va a pasar en el Barça los próximos meses. Con contrato hasta 2021 y un vínculo importante con la mayoría de las vacas sagradas (Piqué y Suárez especialmente, pero también Rakitic, Busquets o Alba, dos de los señalados), es difícil pensar que el argentino alimente una revolución para sus dos últimas temporadas de azulgrana si es que no renueva un año más.

El escenario más lógico es el reformismo en la plantilla. En cuanto al técnico, es difícil escrutar a Messi, pero hasta el martes estaba implicado al máximo en el proyecto Valverde. Traer a alguien que pueda hacer implosionar el club en su sitio más sagrado y, hace años, más poderoso, el vestuario, es jugársela. Y el vestuario en la mayoría de los casos está con Valverde y no le responsabiliza de la derrota. Otra cosa es que el Txingurri se marche.

El rostro creíble del club es Messi. El argentino ha mantenido silencio hasta ahora, pero ya no es el joven que no sentía como suya la Champions de 2006 o el que lloraba en Sevilla después de ser eliminado en la Copa de 2010 o el que no iba a entrenarse después de caer contra el Chelsea en la semifinal de 2012. Su comportamiento es más maduro, aunque su determinación es la misma. Hay que saber cómo ha digerido la eliminación y si saca galones por Valverde.