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BARCELONA

La loca historia del (no) fichaje de Jan Molby

La historia más extraña que relaciona a Liverpool y Barça es el fichaje frustrado del danés tras una grave lesión de Koeman en 1990. Guardiola subió al primer equipo.

El centrocampista danés del Liverpool, Jan Molby, durante un partido.
Getty Images

Es posible que la historia más extraña que relacione a Liverpool y Barça tenga que ver con Jan Molby (4-7-1963). Nacido en Kolding, Dinamarca, Molby tenía 27 años cuando el Barça, presionado por la grave lesión de Koeman (rotura del tendónde Aquiles en la jornada 9 de la temporada 90-91) justo cuando despegaba hacia el primer título de Liga de la era Cruyff como entrenador, llamó a su puerta. Centrocampista de buen toque, el 10 de noviembre de 1990 su fichaje era un hecho. El Liverpool había llegado a pedir 275 millones de pesetas y el Barça llegó a 250. El trato estaba hecho. Tanto que Molby anunció su adiós en la víspera de un partido contra el Luton: "Existen todas las posibilidades para que juegue mi último partido contra el Liverpool. Me gustaría despedirme de la ciudad por la puerta grande, aunque no buscaré deliberadamente los aplausos del Liverpool. Espero que los aficionados catalanes sean tan simpáticos y divertidos con el Liverpool".

Cruyff, que esos días estaba de vacaciones en Roma aprovechando un parón de la Liga, era el gran cerebro de la operación. Fue Toni Bruins, su ayudante, el que se había puesto en contacto con Benny Nilesen, agente de Molby e intermediario en el traspaso de Laudrup al Barça. Todos los caminos llevaban a Molby, pero la cosa comenzó a torcerse. Para empezar, el Barça, que había acelerado la contratación del jugador después de perder contra el Atlético (2-1) y empatar en casa ante el Burgos (0-0), ganó al Castellón (6-0) y en el Sánchez Pizjuán (0-1).

La plantilla se posicionó en contra del fichaje. Julio Alberto dijo que era una manera de desmerecer a la plantilla y Julio Salinas, que no había que fichar a nadie ("parece como si no fuésemos nadie sin Ronald"). Bakero fue algo más político: "Hay suficientes jugadores pero es una decisión del entrenador. Bueno, si contrata a alguien, debe ser uno que marque la diferencia". Sólo Laudrup defendió públicamente la incorporación de su compatriota: "Puede desempeñar las funciones de Koeman. Eso sí,casi no tendría tiempo para acoplarse porque aquí sólo te dan de plazo dos partidos". Además, una encuesta de TV3 reveló que un 62% de la afición no era partidaria de fichar a un recambio de Koeman.

Así que Molby, el danés que había anunciado su adiós al Liverpool, se quedó esperando sentado en Copenhague, donde estaba concentrado con la selección danesa antes de jugar con Yugoslavia y donde se suponía que se cerraría el fichaje,hasta el punto de que la directiva azulgrana había solicitado dos entradas a la federación danesa para ese partido. Cruyff, desautorizado por Núnez, tuvo que dar marcha atrás. A través de la agencia Efe, el cauce oficial que solía utilizar el ex presidente,anunció que el técnico, "tras ponerse en contacto con Joan Gaspart", había desestimado el fichaje "por los problemas existentes". Cruyff, sin embargo, no pudo evitar mandarle un mensaje a Núnez: "Hay mucho dinero en juego y, según las encuestas, mucha gente en contra del fichaje. Si lo hubiera contratado me iba a jugar la cabeza; luchar contra todo el mundo es imposible".

Lo mejor de la loca historia de Molby fue su final. Frustrado el fichaje del danés, Cruyff decidió subir del filial a un tal Josep Guardiola Sala...