Neymar salva los muebles con un tanto de penalti
El Niza se adelantó al comienzo de la segunda mitad y el brasileño empató con un tanto de penalti. Cavani erró otra pena máxima en el último minuto.
El empate ante el OGC Niza, deja una sensación de amargura para un PSG que poco hizo por intentar sacar adelante el partido. La escasa sintonía entre sus jugadores de ataque para intentar llevar peligro la portería visitante y la falta de ambición mostrada en el juego son la evidencia de una prestación transparente y para el olvido en el club de la capital.
En medio de esta presentación tibia y escasa de argumentos para llevarse la victoria, Neymar logró a través de penalti llegar al medio centenar de goles con la camiseta de Paris Saint Germain y su trigésimo sexta victoria desde su arribo en el 2017. No obstante, este PSG no mostró argumentos idóneos para superar a un equipo que se insinuó con más criterio para crearse ocasiones y merecer la victoria.
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Los de Tuchel consiguieron el empate en el momento que menos lo merecía. Su rival perdonó el segundo gol antes del penalti transformado por Neymar, una ocasión que pudo liquidar el partido tras un balón perdido por el brasileño.
Sin dudas, entre el resultado y la victoria que pudo ser tras el otro penalti errado por Cavani, hay una atmósfera extraña que está instalada en este PSG, a la imagen de una incomodidad colectiva en un Parque de los Príncipes que ofrecía un aspecto diferente que de costumbre, ante tantos asientos sin ocupar.
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Lejos de los reproches, el aficionado parisino alentó sin cesar a su equipo, un entusiasmo que partía de las tribunas pero que no era consecuente con lo ofrecido por los dirigidos por Thomas Tuchel, los pocos momentos de espontaneidad no fueron suficientes, solo aquella volea bien recepcionada por Benítez registra la única llegada clara del PSG sobre la portería visitante ante un adversario que avisó hasta tres veces con claridad en el arco de Areola durante los primeros 45.
Lo ofrecido por el Paris Saint-Germain a lo largo del partido es el reflejo de una situación de fondo que involucra a un club mortificado, al que con el título ya asegurado le cuesta sobreponerse ante las circunstancias adversas y que viene viviendo momentos tensos y complicados que perturban a la institución en todo aspecto.
Hoy, Thomas Tuchel está lejos de ser el hombre líder capaz de tomar decisiones radicales para movilizar y buscar intentar la reacción de un efectivo. Neymar cumpliendo con su presencia desde lo profesional pero cuidándose y sin asumir riesgos por el temor a quedarse sin Copa América, un Edinson Cavani muy distante de su mejor versión y al parecer perturbado por las diversas hipótesis de una posible salida y un colectivo que acusa una pérdida de motivación y sufre las consecuencias de toda esa energía negativa que se apodera del club.