La salvación solo tiene un camino y pasa por Orriols: la victoria
Levante y Rayo se juegan más de media permanencia en un duelo a vida o muerte. Si pierden, los madrileños podrían ser hoy equipo de Segunda.
'La batalla final'. Podría ser el nombre de cualquier serie de moda. O del último remake de alguna taquillera trilogía. Pero no. Al menos, en Orriols, no. Hoy es otra cosa. Mismo concepto, distinto escenario. Porque la realidad es que batalla va a haber y final, también (sigue el partido en directo en As.com).
Sobre todo para un Rayo que podría ser esta misma noche equipo de Segunda División. Una derrota le dejaría a merced del Celta que, con un solo punto, ya certificaría la defunción en Vallecas. El empate le dejaría con vida, pero sedado y enganchado a todas las máquinas posibles. Casi pidiendo la extrema unción. Sólo vale ganar.
Por eso se espera a los de Jémez a pecho descubierto. Sin prácticamente nada que perder. Su mayor esperanza es que dependen de sí mismos. El mayor peligro, que no pueden fallar. El mínimo detalle puede ser decisivo. Ganar al Madrid y la vuelta de RDT, agravante para la ilusión.
Y en un contexto pugilístico, en el otro lado del ring, el que defiende el título. El Levante. Juega su final de la Champions en su casa, con su gente. Con ventaja de puntos incluso. Pero los 'centenariazos' están a la orden del día. Es momento de saber manejar los nervios. La presión. En eso incide Paco López estos días. Más allá de dibujos y de sistemas. Que también importan. Y más en un duelo donde en el golpe a golpe, los granotas se manejan.
Con Vukcevic de escudero y atrás cerrando filas. Ahora falta solo el Comandante. La gran incógnita. Su sola presencia ya es diferencial. Asusta. Intimida. Y si no está, el rival se crece. Parece difícil pensar que se pueda perder un partido así. Pero con o sin él hoy juega el levantinismo entero. Y no hay margen de error.