El Schalke acaba con los sueños del Dortmund
Un partido desesperante para los de Favre, que terminaron con nueve por la expulsión de Reus y Wolf. El Bayern puede dar mañana el golpe definitivo.
El Borussia Dortmund se despide de la lucha por la ensaladera alemana y lo hace precisamente tras perder el derbi del Ruhr ante el Schalke, eterno rival del conjunto borusser, por 4-2. La derrota deja al cuadro dirigido por Lucien Favre a un punto del Bayern de Múnich, que puede ampliar el liderato mañana llevándose los tres puntos de su visita a Nuremberg, donde se medirá al penúltimo clasificado de la máxima competición germana y puede dar un paso gigante hacia su séptimo título liguero consecutivo.
El inicio del choque en el Signal-Iduna-Park fue para los locales, que no tardaron en embotellar a los de Huub Stevens, muy defensivos en los primeros compases de partido, en su área. No tardó en adelantarse el equipo negriamarillo gracias a una genialidad de Sancho, que dejó a Götze solo ante Nübel por medio de una picadita de auténtico crack. Eso sí, la alegría no duró demasiado. Cuatro minutos después del tanto, el VAR vio una mano de Weigl en el área y Caligiuri no perdonó. Un cabezazo de Sané tras un córner lanzado por Caligiuri le dio la vuelta al partido e hizo el silencio en el feudo borusser.
A Favre no le quedó otra que echar toda la carne en el asador y dar entrada a Paco Alcácer, pero no había manera de derrumbar el muro defensivo de los mineros. Fue tan desesperante para los locales, obligados a vencer para no perder de vista al Bayern en la tabla, que se le fundieron los cables a Reus en una entrada feísima contra Serdar que le costó la expulsión. Caligiuri colocó el libre directo en la escuadra y sentenció un derbi del Ruhr que no terminó ahí.
Cinco minutos después de la roja directa contra Reus, Wolf también fue expulsado tras otra falta desagradable contra Serdar, muy del estilo de la de su capitán. Se quedó con nueve el Dortmund, pero aún así logró darle emoción a los mintuos finales gracias a un tanto de Witsel que puso de los nervios a los blanquiazules cinco minutos antes del final del encuentro. Eso sí, la respuesta no pudo ser mejor. Justo en la siguiente acción, Oczipka se metió en la cocina local y le entregó al cuero a Embolo para que el suizo, de una vez por todas, acabara con las opciones del eterno rival de hacerse con la ensaladera germana.