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ATHELTIC | ONE CLUB WOMAN

Moström: "Me encantaría jugar en el Athletic"

La exjugadora sueca, un icono en su país, estrena el One Club Woman, instituido por el club bilbaíno para premiar a futbolistas que han militado en un solo club. Hasta ahora solo se daba a hombres.

Moström, en Lezama

Malin Moström estrena el One Club Woman Award, un galardón que hasta ahora reconocía la trayectoria en un mismo club de jugadores de fútbol (siguiendo el espíritu que inspira Lezama) y que se ha abierto también a las mujeres. La exfutbolIsta sueca se ha empapado de lo que el Athletic desde bien temprano. En primer lugar, ha visitado Lezama, acompañada por directivos rojiblancos. Siempre con la sonrisa en su rostro, Moström (Örnsköldsvik, Suecia, 1975) acudió a primera hora de la mañana a las instalaciones rojiblancas. Estuvo acompañada de sus dos hijas y de su marido, entrenador de hockey hierba y presenció el entrenamiento del Athletic Femenino, que este sábado se mide al Málaga en la Liga Iberdrola.

Ibaigane ha valorado las 12 temporadas de la exfutbolsta nórdica al servicio del Umea IK. Recibirá el One Club Woman del presente año en San Mamés, en el descanso del derbi que el Athletic disputará ante el Alavés. Por desgracia el galardón masculino se ha teñido de luto, tras el fallecimiento de Billy McNeill, exjugador del Celtic de Glasgow que atravesaba una larga enfermedad. Los actos en su honor en Glasgow han aplazado la ceremonia al partido entre el Athletic y el Celta.

A sus 43 años, Moström es un icono en su país. Derrocha carisma. Debutó en el Umea en 1995 y colgó las botas en ese mismo club sin moverse a finales de 2006, tras alzar en 6 ocasiones la Liga Damallsvenskan y otras 4 la Copa de Suecia. Su mayor logro lo alcanzó en 2003 y 2004, con la Liga de Campeones ante el Fortuna Hjorring danés y el Frankfurt germano. Fue 113 veces internacional con una selección sueca, con la que fue subcampeona del mundo en 2003 tras perder la final con Estados Unidos y donde fue elegida en el mejor once del Mundial. También llegó a ser subcampeona de Europa en 2001 tras perder con Alemania y cuarta en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Elegida futbolista femenina del año en Suecia en 2001 y mejor centrocampista en 2003, 2004 y 2005, el Umea IK retiró como homenaje su camiseta número 6 cuando Malin anunció que colgaba las botas. Curiosamente, volvió a ponérsela unos meses después cuando en junio de 2007 reapareció con un contrato de un par de semanas para echar una mano a su equipo de toda la vida y cubrir las lesiones de sus compañeras Frisk y Ljunberg.

"Queríamos hacer esto. Hace décadas ya había mujeres profesionales que jugaban al fútbol y vivían para el fútbol y por el fútbol. En el proyecto del Athletic hace tiempo que 11 aldeanos se convirtieron en 11 aldeanas. Ahora hay 24 mujeres que además de desarrollarse profesionalmente en este deporte, la mayoría cursan estudios superiores", lanzó el presidente rojiblanco Elizegi con ese discurso que suele manejar pleno de sentimiento. "Es un orgullo para todos nosotros entregar este premio a este perfil que demuestra unos valores con los que estamos al cien por cien. Podría haber sido una de las nuestras. Una gran jugadora de fútbol. Profesional y queriendo estar en su club de toda la vida y ganar la Copa de Europa con él".

Malin estaba abrumada ante tantas muestras de afecto. Habló en Lezama con la presencia de las jugadoras del Athletic en las primera filas de la sala. "Me encanta la filosofía del Athletic. Es muy importante lo que hace no sólo para el fútbol. Están haciendo un gran trabajo". Confirmó que se sentía muy orgullosa de recibir el premio, "me encanta todo lo que he visto, ya me encantaría jugar en este club, pero estoy un poco mayor (risas)... desconocía este galardón pero estoy encantada y es muy importante para todas las mujeres que juegan al fútbol". Y también tuvo tiempo para expresar alguna reivindicación: "No es justo la inversión que la FIFA hace en el fútbol femenino en relación a lo que ingresa. Es un tema candente y ojalá poco a poco se vaya mejorando. Las mujeres futbolistas merecen bastante más porque entrenan igual, ponen su alma y su corazón en su trabajo y no entiendo la diferencia que existe a nivel de género entre ambos". Además, de su extensa carrera, rescató un pasaje del que se siente muy orgullosa: "El mejor momento es ganar la liga, la Copa de Europa y representar a mi país. Fue bonito jugar el mundial, pero fue triste perder la final. Para el fútbol sueco fue muy positivo lograr llegar a una final del Mundial. La mejor decisión que tomé es jugar en mi club. Ponían siempre por delante a la jugadora con los mejores medios. Tuve algunas ofertas, pero tomé la mejor decisión y estuve en el mejor sitio".