Mbappé-Ikoné, destinos cruzados
Kylian Mbappé puede darle hoy el título al PSG y su rival, formado en las canteras del club, amigo de infancia y compañero de escuela, se enfrenta ante su exequipo.
Podrían haber escrito una misma historia en un mismo club, pero las circunstancias no lo permitieron. Aquel 28 de Julio del 2016, una notable acción individual terminada en gol puso en evidencia a Jonathan Ikoné frente al Real Madrid. Un golazo ante un rival de prestigio y dirigido por Zinedine Zidane en la Internacional Cup.
Por aquel entonces, Kylian Mbappé, con tan solo 17 años, se preparaba para afrontar su segunda temporada con en AS Monaco, aquella de su explosión y confirmación en la escena europea llegando a disputar meses después la semifinal de la Champions.
El futuro se anunciaba prometedor para ambos jóvenes, nacidos en Bondy, en los suburbios fuera de Paris, también formados y surgidos en las categorías de base del club de la localidad y dirigidos por Wilfred, el padre de Kylian.
Desde muy chicos, Jonathan y Kylian marcaban la diferencia destacándose entre chicos hasta tres años mayores. Las coincidencias permitieron no solo compartir terrenos de fútbol, sino también compartir aula en la escuela del distrito durante algunos años y convocatorias en las selecciones juveniles de Francia.
Descartado por Unai Emery, la presencia de jugadores de renombre y con trayectoria internacional no le permitieron a Jonathan consolidarse en el PSG y ante la falta de oportunidades buscó continuidad lejos del club de la capital. El camino de Kylian, por demás conocido y exitoso ha seguido una ruta diferente y tal vez deseada por Ikoné.
Hoy, el fútbol y el destino los pone frente a frente, con la posibilidad de coronarse campeón con un empate al Paris Saint Germain de Mbappé. Una victoria del Lille, donde Jonathan viene trazando su propia historia, le permitirá demostrar que como en la vida, este deporte también te da revanchas. Don Wilfred, el Padre de Kylian, lo disfruta. Dos chicos que estuvieron bajo sus ordenes se enfrentan en un duelo que promete. Un partido que él vive orgulloso pero de manera distinta a la mayoría de vecinos en Bondy, testigos de las proezas de aquellos niños hoy convertidos en hombres.