Otro robo como una Catedral
Después de oír a Coke, Morales, Paco López y, sobre todo, Quico Catalán, lo que suscriba sobre estas líneas será un mero acompañamiento a la indignación e impotencia que siente el levantinismo entero. Son muchas ya. Y lo peor, cosas incomprensibles. Y a las que nadie da, ni dará, explicación. Y con eso te quedas. A mi juicio (para mí es suficiente para ser falta) veo bien anulado el gol de Coke. En el fondo pero no en la forma. Ya que si el árbitro da gol y entra el VAR, ¿por qué no va a verlo? ¿Se fía a ciegas? En una jugada que no es ni mucho menos clara ni manifiesta. No se entiende. La mano de Íñigo dentro del área es exactamente igual que la que le pitan a Vukcevic en el Wanda o a Bardhi contra el Madrid. Ahí ni VAR ni ver ni vur. Y en la última y definitiva de Moses, muy dudosa, parece que toca balón pero hay pisotón. Para mí penalti, pero hay que ir un poco antes, de donde arranca la acción. Aún estoy esperando ver la maraña de líneas que trazaron para anular el gol de Rochina ante el Villarreal por un simple talón de Morales o que se pitara el fuera de juego antes de que acabara la jugada como ante el Eibar o en el gol anulado a Coke en Leganés. Son muchas ya. Muchos puntos. Y aquí no pasa nada.
Y como dan igual las palabras, habría que pasar a la acción. Hasta que no llegue el día en que el capitán, el entrenador o el propio presidente coja y se lleve al equipo del campo, no va a pasar nada. O que salten miles de aficionados al césped y hagan una sentada en medio del partido. Las palabras se las lleva el viento. Tiene que ser algo gordo. Como el robo de ayer. Como una Catedral.
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