Del luto a la Liga
Un Atleti tocado por Turín busca hoy (18:30 horas, beIN LaLiga) olvidar en San Mamés... Y ante Raúl García, una de las mejores fotos del viejo Atleti grandioso del Cholo.
Ole, ole, ole, Cholo Simeone. En los malos tiempos, los malos de verdad, cuando la Champions era algo que sucedía en la tele, a otros, los del Atleti era la Intertoto, cuando era, ese era el grito que se escuchaba en el Calderón. Ole, ole, ole, Cholo Simeone. La esperanza. Y cuando llegó, en efecto, lo cambió todo.
La derrota en Turín es una de las más duras de sus siete años en el banco rojiblanco. Por el 2-0 de la ida, por cómo sucedió, sin que el Atleti pareciera el Atleti. Acongojado, fundido, incapaz. Porque la final en el Metropolitano ya no será. Pero pasó. Ahí está LaLiga para espantar el luto. Simeone en 17 partidos ante el Athletic, ganó 14 y sólo perdió uno. Hoy sería dormir a cuatro puntos del Barça.
Un Athletic que con Garitano reaccionó, con método cholista: más orden, menos goles en contra, apenas concede. Dirige una pierna. Con energía, nervio, nobleza. La de Raúl García. Sin Aduriz, lesionado, suyos han sido los últimos cuatro goles, siete puntos.
Un Raúl García que Simeone conoce bien, no hay mayor foto de su viejo Atleti, ese que le hizo grande que la suya, la de Gabi, Tiago, Godín más joven. Y saldrá con ganas. San Mamés se lo reclama. Cree que en partidos como éste le puede la emoción. Muniain también las tendrá. Quiere celebrar que la Selección ha vuelto a llamarle. El Athletic es fuerte en casa (sólo dos derrotas). Por la intensidad, aunque de juego no ande sobrado.
El Cholo, las bajas y un tridente
De jugadores tampoco lo hace el Cholo. Turín se llevó por delante tres, uno, Savic, sin haber jugado. Ante la falta de defensas, Saúl volverá al lateral izquierdo. Al menos Simeone recupera a Costa. Medita tridente. Lo ha ensayado con una duda: Lemar. Podría entrar por Griezmann, aunque parecería raro: el Atleti necesita gol y San Mamés, campo en el que se ganó el status y la titularidad con la rojiblanca, con un hat-trick, puede despertarle la bota. En el pasado ya le hizo ocho. Y hoy su equipo los necesita, para olvidar y seguir mirando ya sólo hacia delante. Hacia LaLiga, la esperanza que, entre todo este negro, sigue quedando.