Hoy vence el afán de Chen: tres años y ni rastro de la Champions
"Espero estar en la Champions en menos de tres años", aventuró el 21 de enero de 2016. Sin embargo, tras detenerse la inversión inicial, el Espanyol se sostiene en la revalorización de jugadores y la televisión.
Hace tres años exactos, el 21 de enero de 2016, tomaba Chen Yansheng las riendas del Espanyol (cuya compra se había oficializado un día antes), con una conferencia de prensa en la que, acompañado de Dani Sánchez Llibre, el anterior máximo accionista, desglosó las grandes líneas a seguir en la nueva era del club.
Desde afirmar que su "intención es aprender catalán lo antes posible" a asegurar "ya no tendremos que vender futbolistas por necesidad", el nuevo propietario y presidente pasó a fijarse metas harto ambiciosas: "Nuestro objetivo el año que viene será el de ir a competiciones europeas" y el célebre "espero estar en la Champions en menos de tres años". El plazo vence hoy.
Inversión frenada
Hace tres años, Chen había invertido 50 millones de euros en el Espanyol, entre los cuales 17 en acciones para alcanzar el 54 por ciento del capital social. Meses después, aglutinó el 99,3 por ciento mediante una oferta pública (adquirió a 78 euros la acción) y una ampliación de capital que promovió por 150 millones de euros y que finalmente se quedó a medio camino.
Se estima que Chen, a través del conglomerado Rastar Group, y a su vez mediante préstamos a entidades bancarias chinas, invirtió 160 millones en el Espanyol. Una inyección que se frenó en seco hace año y medio, y que desde el club atribuyen exclusivamente al cambio de paradigma del gobierno chino, que aconsejó dejar de poner dinero en ciertos sectores, como el fútbol.
Mejora de las cuentas
Así, el Espanyol no se ha saneado completamente en este tiempo como pretendía Chen, pues la deuda bruta ha bajado de los 185 millones (a 30 de junio de 2015) a los 121 (misma fecha de 2018), pero sí se ha salvado el club de la quiebra técnica: canceló el crédito sindicado que se contrató para construir Cornellà-El Prat y también la terrible deuda con la Agencia Tributaria. Y lleva la entidad presentando beneficios en los tres ejercicios que ha comandado el actual presidente.
Televisión y traspasos
Una vez frenada la inversión, y con el agravante de la deuda a devolver a corto plazo (51 millones este ejercicio, algunos renegociados con bancos), buena parte correspondiente a los 60 millones que se le deben al propio Chen, la realidad es que las cuentas principalmente salen por dos factores ajenos a Rastar o cualquier magnate que se hubiera hecho con el club.
Por un lado, los ingresos televisivos, que precisamente en tres ejercicios han pasado de 23 a 52 millones anuales, gracias a un reparto por el que en su día luchó a capa y espada el anterior presidente, Joan Collet. Y, por otro, esa venta de futbolistas que ya no iba a ser obligatoria: 6,7 millones se ingresaron la temporada 2016-17, hasta 22,1 la pasada y en 19 millones se ha tasado la necesidad de traspasar jugadores (nueve ya corresponden a Aarón Martín) antes del próximo 1 de julio. Casi nada. Si los jugadores, canteranos o fichajes con proyección, no se revalorizan, el Espanyol está perdido.
Trituradora de cargos
La fisonomía del club también ha variado sensiblemente desde aquel 21 de enero de 2016. Sin ir más lejos, del Consejo que se presentó solo queda un miembro de origen no asiático, Carlos García-Pont; ya no siguen Ramon Robert, Adolf Rousaud y Huang Tiang. En el resto de órganos de gobierno, tampoco están ya Àlvar Mallafré, Antonio Turmo, Carles Sabat, Xavi Salvatella ni Xavier Giménez. Y, en lo deportivo, la escabechina ha afectado a Constantin Galca, Quique Sánchez Flores, Ángel Gómez, Lluís Planagumà y Jordi Lardín, principalmente. Y eso que se trataba de una revolución tranquila.
Chen aterriza esta semana
A todo ello cabe añadirle una situación relativamente tranquila en la clasificación, un récord negativo de Rastar en la Bolsa de Shenzhen del que empieza a recuperarse, la búsqueda de inversores (y de un 'naming right' del estadio que nunca acaba de llegar) para rearmar el proyecto y una histórica desconexión social, con el número de abonados más bajo de la era Cornellà gracias a la idea de subir precios tras una pésima temporada.
A todo esto, Chen volverá a Barcelona esta semana, a punto para el cierre del mercado de invierno. ¿Qué sucederá en los próximos tres años? La respuesta no puede estar más abierta.
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