El Reus llega con el agua al cuello tanto en los despachos como sobre el terreno de juego. Tan solo cuenta con 12 jugadores con ficha del primer equipo. El resto de la convocatoria, no anunciada, serán futbolistas filiales. Seis o siete. A las bajas de Edgar Badia, Moore, Mikel Villanueva y Carbia pueden sumarse en cuestión de 48 horas Olmo y Querol si no cobran. Una situación que no tiene precedentes en el fútbol profesional. David Aganzo, el presidente de la AFE, se reunió el viernes con lo que queda de plantilla que le pidió trasladar a la Federación su deseo de no jugar: “Los jugadores del Reus no se encuentran en condiciones anímicas de competir” declaró en AS. Y sentenció. “El control económico no está funcionando bien”.
Juan Ramón Muñiz mostró toda la solidaridad del malaguismo con el drama que viven estos profesionales. Pero admite que en su carrera deportiva no ha pasado por un martirio semejante: “Esta categoría no se merece esto” sentencia. La afición del Málaga pasó por algo similar en el horrible 1992. Impagos a jugadores que se encerraban para reclamar su sustento, un descenso a Segunda B, desaparición, refundación. La gente no olvida y por eso se va a recibir al Reus con ovación de gala como reconocimiento a su valor de seguir adelante contra viento y marea. A todo esto, el Málaga puede volver a puesto de ascenso si se lleva los tres puntos. Un partido extraño la situación bordeando la catástrofe que están soportando los jugadores del Reus. A todo esto Pol Freixenet, tercer portero del mejor Málaga de Champions, el de 2012--13 (tras Willy Caballero y Kameni) va a ser titular enlo que será su estreno oficial en La Rosaleda. La vida.
