El ‘año mágico’ de Marín, la primera campeona mundial
“Vero Boquete es una referencia”, comentó la jugadora del Espanyol, que tiene claro que el fútbol femenino irá a más. "“Si lo hacemos bien, seremos reconocidas y llegaremos alto”".
Este 2018 pasará a la historia por ser el primer año en el que una selección española femenina de fútbol consigue ser campeona del mundo. Lo lograron las chicas de la Sub-17 en Uruguay el pasado noviembre. Y, entre sus filas, se hallaba una perica de nuevo cuño. Ainhoa Marín formó parte del conjunto de Toña Is. No obstante, antes de jugar los cuartos de final, el infortunio se cruzó en su camino: un esguince de tobillo le hizo regresar a Barcelona. “Estoy orgullosa de haber participado y me considero campeona, igual que ellas. Vi la final en casa con mi familia y nada más terminar llamé a Ana Tejada y lo celebramos a través de una vídeo llamada”, comenta a este diario.
Los homenajes se sucedieron, el último de ellos antes del encuentro Espanyol-Betis de LaLiga, cuando en el césped del RCDE Stadium recibió un galardón y el aplauso de los aficionados. “El cambio de aires me ha venido bien. El entrenador confía en mí, estoy feliz y esto me hará llegar alto. El Espanyol me trata muy bien”, asegura. Del pasado más reciente del club, Marín reconoce que una exjugadora perica como Vero Boquete es una referencia para ella. “Por su vida, por su manera de pensar y de jugar a fútbol, es un espejo a seguir. Si tuviera que quedarme con una jugadora, sería ella”, valora.
El triunfo en el Mundial Sub-17 le augura un gran futuro en la Liga Iberdrola y también en la Selección. Marín ve claro que cada vez habrá más inversión en el deporte femenino. “Pienso que en unos años va a dar un salto muy grande. Si las chicas hacemos bien las cosas, podemos llegar alto y ser reconocidas”, espera. Ella ya lo es después de un éxito labrado desde “que tenía tres años, cuando empecé a jugar el barrio de Llefià (Badalona)”. Ahora es campeona mundial.
Y Berta Pujadas fue subcampeona
Unos meses antes de que la Sub-17 lograra el campeonato mundial, la Sub-20 rozó la proeza. No obstante, perdió la final por 1-3 ante Japón en Francia. En ese equipo había otra jugadora representando al Espanyol. Se trata de Berta Pujadas, una de las centrales titulares. Sobre este título, Pujadas comentó: “Al principio no lo valoraba tanto, pero cada día le doy vueltas a lo que hicimos, sobre todo al haber llegado a la final. Pienso qué podríamos haber hecho para ganarla. Pero, aun así, todas estamos orgullosas. Ha servido para que el fútbol femenino crezca. Se han televisado los partidos, han estado pendientes de nosotras y mucha gente se ha dado cuenta de que el fútbol femenino tiene más importancia de la que se le da”. Tanto Pujadas como Marín son dos de las caras visibles de un fútbol femenino que sigue creciendo.