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REAL MADRID

Eibar 'descubrió' a Llorente

El Mejor Jugador de la final del Mundial de Clubes se atrinchera en la titularidad. Recupera más balones y pierde menos que Casemiro. Hasta el 3-0 en Ipurua no iba ni convocado...

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Eibar 'descubrió' a Llorente

El Real Madrid se va de vacaciones pero tendrá que volver a la acción el 3 de enero contra el Villarreal en Liga y para entonces Solari habrá tenido que decidir quién será su pivote. Si Marcos Llorente, el canterano que le ha sacado las castañas el fuego y que fue elegido Mejor Jugador de la final del Mundial de Clubes, o Casemiro, el titular perenne hasta que se rompió el pasado 11 de noviembre. El brasileño llegó muy justo a Abu Dhabi, así que Solari tuvo la excusa perfecta para mantener a Llorente. En el inicio de 2019 tendrá que tomar una decisión...

Mientras Solari lo medita durante sus vacaciones, Marcos Llorente pasará la Navidad con el cartel de 'descubrimiento' inesperado, pero su trayectoria viene de muy largo. Por las venas de Marcos Llorente es casi imposible que corra más sangre madridista. En algún momento, los intangibles de una estirpe de futbolistas que se remonta a los años cincuenta del siglo pasado tenían que hacerse notar y en el caso de Marcos Llorente ha sido este Mundial de Clubes. Si ante el Kashima fue el jeque del Madrid, frente al Al Ain alcanzó un oasis particular: hizo su primer gol con el primer equipo del Madrid y llegó en una final internacional. Su árbol genealógico casi le obligaba. 

Porque su padre es Paco Llorente y éste a su vez es sobrino de una leyenda como Paco Gento (“¡Golazo de Marcos, qué orgullo!”, tuiteó ayer el presidente de honor madridista). Su madre, María Ángela, baloncestista internacional, es hija de otro histórico, Ramón Moreno Grosso. Tres tíos de Marcos, tres Llorentes, también vistieron el escudo de la entidad: Julio, en fútbol, y José Luis y Toñín en la sección de baloncesto.

Marcos Llorente, con el trofeo del Mundial de Clubes.
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Marcos Llorente, con el trofeo del Mundial de Clubes.

Lo curioso es que con Marcos casi se llegó a dudar que llegase a futbolista. Él mismo nunca ha ocultado que hasta el Juvenil B, donde a Morientes se le ocurrió pasarlo de extremo (herencia de su padre y de Gento) a mediocentro, “no jugaba ni los partidillos”. Llorente le dio ayer un consejo universal y gratuito al resto de canteranos de La Fábrica: “En la vida y en el fútbol de la noche a la mañana puede cambiar todo, por eso no hay que bajar nunca los brazos”. También confirmó que se quedará en enero

Marcos Llorente vuelve de Abu Dhabi con el premio a Mejor Jugador de la final, una medalla al pecho de campeón y otra, simbólica, de meritaje para ser titular. Pero el único que siempre creyó en él, fue él mismo. Ni Zidane (sólo le dio el 18,9% de los minutos posibles) ni Lopetegui (con él jugó incluso menos, el 3,3% de los minutos) le dieron confianza y Solari tampoco de inicio. El argentino le mandó a la grada ante el Valladolid y en Balaídos, donde se rompe Casemiro. Y aún así, en Ipurua tampoco lo convocó y prefirió a Ceballos. Sólo el 3-0 en Eibar cambió su destino, le abrió casi de rebote una puerta en Roma y el 18 madridista se ha atrincherado en el once inicial. Casemiro, por primera vez, ve temer su puesto.

Razones tiene. Llorente volvió a completar un partido muy equilibrado ante el Al Ain. Robó seis balones y sólo perdió cuatro, con un 95,4%de acierto en los pases. Sólo falló tres envíos. No sólo es el que más pases acierta de promedio en el Madrid (el 94,5% de sus pases, por el 89,8% de Casemiro y el 94,2% de Kroos), a la vez es también el que menos balones pierde. Una pérdida cada 14 minutos, penalizando menos al equipo que Casemiro (cada 10’), Kroos (8’) y Modric (cada 7’ pierde una pelota)...

Cifras elocuentes para un futbolista que acaba 2018 en la cresta de la olaA la mesa de los Llorente-Grosso-Gento se sienta un nuevo integrante, Marcos Llorente, de pleno derecho.